Cuidando la columna al viajar.

Las vacaciones son un tiempo por demás esperado por la mayoría que durante el año trabaja a destajo para poder disfrutar de unos días de descanso y aprovechar al máximo el hecho de alejarse de la rutina diaria con una escapada hacia algún punto del país. El deseo unánime de cada viajero es esquivar cualquier tipo de inconveniente físico que pueda alterar los planes y perjudicar no solo al afectado sino también a los acompañantes.
Las dolencias más frecuentes se presentan en la columna. Los largos viajes en una misma posición inducen a dolores lumbares, que van desde simples molestias hasta fuertes contracturas, que repercuten en la espina dorsal y toda su estructura. La quiropraxia, entonces, surge como una práctica adecuada para prevenir lesiones y restaurar la postura correcta de la columna. Algunos consejos para sobrellevar los largos trayectos de recorrido.
La posición al manejar es de vital importancia para evitar los dolores.
Año a año una de las noticias que se repiten son las actualizaciones del estado del tránsito en la ruta camino a la Costa Atlántica. El auto es el principal medio para la gran masa de turistas que eligen la playa como destino. Provenientes de distintas partes del país, los traslados en vehículo demandan de varias horas, una cantidad que se incrementará aún más durante un recambio vacacional, generando cansancio físico y mental.
Para afrontar el viaje de una manera que no afecte la salud se puede apelar a un proceso que se debe repetir las veces que sea necesario hasta llegar al destino: cada 200 o 300 kilómetros como máximo, se debe detener diez o quince minutos, caminar un poco para que los líquidos del cuerpo re circulen, levantar los brazos, elongar músculos, cerrar los ojos para que descansen, tomar agua y relajarse. Una vez ya arribado al lugar, unas horas de sueño repararán el cansancio extra.

Cuando se viaja en micros de larga distancia ocurre algo similar en cuanto a lo postural. Los viajeros se acostumbran al principio a mantener una postura erguida pero a medida que pasan las horas la posición se pierde. Para cuidar la zona lumbar se debe colocar una almohada o toalla en la zona de las lumbares donde la columna se curva para mantener la posición adecuada. De este modo se protege y reposa la zona del cuello.
Otro de los medios más tradicionales es el avión. En los vuelos de larga extensión se producen subluxaciones vertebrales debido a una posición prolongada -y no cómoda- del cuerpo. Se recomienda levantarse periódicamente, así como realizar desde el asiento algunos estiramientos de la zona lumbar y del cuello, moviendo la cabeza en círculos o llevando el mentón hacia atrás, para no sobrecargar las cervicales.-




























Arrugas

ARRUGAS es un largometraje de animación 2D para un público adulto basado en el aclamado cómic del mismo título de Paco Roca (Premio Nacional de Cómic 2008). Arrugas narra la amistad entre Emilio y Miguel, dos ancianos recluidos en un geriátrico. Emilio, que acaba de llegar a la residencia en un estado inicial de Alzheimer será ayudado por Miguel y otros compañeros para no acabar en la planta superior de la residencia, el temido piso de los asistidos que es como llaman allí a los desahuciados. Su alocado plan tiñe de comedia y ternura el tedioso día a día de la residencia porque aunque para muchos sus vidas habían acabado, ellos acababan de empezar una nueva.

Personajes:

EMILIO
Un director de banco jubilado enfermo de Alzheimer, es llevado por su hijo a una residencia de ancianos. Confuso por su nuevo entorno y desorientado, sufre regresiones a etapas anteriores de su vida. Emilio encuentra un apoyo inesperado en Miguel, su compañero de habitación, y juntos utilizaran todo tipo de trucos para que los médicos no se den cuenta del progresivo deterioro de Emilio. En ésta lucha por seguir activos como personas y mantener su dignidad, los dos irán forjando una autentica y profunda amistad.

MIGUEL
Uno de los más veteranos en la residencia, este pícaro y desenvuelto timador mostrará a Emilio los distintos ambientes que existen en el interior de su nuevo hogar. Miguel, que ha querido siempre vivir sin ataduras emocionales, se ve forzado a ser testigo directo de la progresiva degeneración de su nuevo amigo. Envuelto en toda suerte de situaciones cómicas y esperpénticas por ayudar a Emilio, Miguel se va enfrentando a sus propios miedos y a las decisiones que han marcado su vida hasta ahora.

Ver la película completa en este link:
ARRUGAS, film de animación

Identidad Masculina: del trabajo a la jubilación


Identidad masculina:
Del trabajo a la jubilación
Theodore J. Gradman

El trabajo y la carrera profesional dominan la identidad de un hombre, dejándolo sin preparación para otras realidades como la jubilación.
La jubilación  se percibe a menudo como una meta vaga y distante y una recompensa por los años de intensa labor. Los hombres, a veces, planean el impacto financiero que ésto ocasiona, pero raramente reconocen su impacto psicológico.
La jubilación implica una serie de pérdidas, entre las que se destacan: colegas y soporte social (Ochberg, 1987), oportunidades de sentirse independientes y competitivos (Weiss, 1990), escenarios para arriesgarse al éxito o al fracaso (Filene, 1981; Willing, 1989) e ingresos monetarios. De esta manera, la jubilación amenaza el sentido de masculinidad del varón y muchos no se dan cuenta hasta que deciden jubilarse.
La percepción de una amenaza a la identidad masculina marca el comienzo de la adaptación a la jubilación (Gradman, 1990). Un hombre debe evaluar cómo retendrá su sentido de masculinidad al decidir cuándo y cómo jubilarse. Ninguna transformación ocurre de un día para el otro. Prioridades, metas y actividades del día a día necesitan ser gradualmente reformuladas.
La transición de la jubilación es un período ideal para estudiar la identidad masculina en la vejez. Aunque la mayoría de los sujetos en los estudios jubilatorios son varones, y la mayoría de los estudios se enfocan en metas y opciones de vida tradicionalmente masculinas (Szinovacz, 1982, Szinovacs & Washo, 1992), la experiencia de la jubilación o retiro laboral de los varones, ha sido poco abordada.
Este capítulo se enfoca al análisis de cómo los varones cambian de trabajadores  comprometidos  a jubilados.

Trabajo e identidad masculina
Históricamente, el prototipo del varón estadounidense era un estándar único frente al cual se medía a todos los hombres: blanco, heterosexual, de mediana edad, casado y buen proveedor (Bernard, 1981; Kimmel & Messner, 1992). Se esperaba de los varones adultos que se dedicaran a su trabajo como fuente de estatus, estabilidad e identidad. Los hombres jubilados, desempleados y otros que se alejaban del estándar normativo eran estereotipados negativamente y considerados psicológicamente padecientes (Ehenreich, 1983; Rubin, 1976).
La cultura estadounidense de la primera mitad del siglo XX acentuó roles distintivos para el varón y la mujer (Doyle, 1983; Pleck, 1981). Ser varón significaba trabajar, compartir la comunidad con otros varones trabajadores y mantener una familia. Estudios recientes revelan que el trabajo y sus recompensas siguen siendo preponderantes en la concepción de sí mismos que tienen los hombres hoy en día (Ochberg, 1987; Weiss, 1990).

Valores de masculinidad  
El trabajo respalda un sentido de masculinidad tanto de una manera clara y consciente como de formas que nos son menos evidentes. A través de la adultez, los hombres trabajan para obtener recompensas extrínsecas (monetarias y sociales) e intrínsecas (auto-expresión y realización).
El trabajo respalda la percepción de un varón de poseer estatus, capacidad y valía (Kosloski, Ginsburg & Backman, 1984); provee sustento, en tanto actividad productiva, ingresos, estatus, auto-realización y contacto social; crea múltiples oportunidades para verse poderoso, seguro de sí mismo y competente. Es decir, en términos generales, el trabajo permite a un varón cumplir con las actitudes y conductas “masculinas” esperables desde las normas sociales.
La primacía del trabajo es apoyada por diversas investigaciones que muestran que la mayoría de los varones se identifican antes que nada con su trabajo (Elder, 1974; Miller, 1965; Veroff & Feld, 1970; Weiss, 1990), usan su rol laboral para negociar sus espacios y tiempos en la familia, el ocio y la comunidad (Miller, 1965). Algunos hombres equilibran trabajo y roles familiares, pero la mayoría mantiene una gran inversión emocional en el trabajo (Ochberg, 1987; Veroff, Douvan & Kulka, 1981).
La ética del trabajo subyace a las creencias de muchos varones mayores respecto del significado de la masculinidad. La mayoría cree que si un varón trabaja mucho, usa el tiempo sabiamente y realiza sacrificios, alcanzará el éxito ocupacional y será rico (Benner, 1984; Gouldner, 1970). Históricamente, la ética protestante del trabajo equiparaba éxito con valor personal. De esta manera, los individuos que adoptaron esta ética en sus años de trabajo activo muestran una disminución, tanto de la actividad como de la satisfacción durante el período de la jubilación (Hooker & Ventis, 1984). Cuando el trabajo es percibido como un imperativo moral, el retiro y la jubilación infunden sentimientos de inoperancia y apatía.
La pérdida del trabajo amenaza el sentido de identidad del varón (Weiss, 1990). Por esta razón, los que se encuentran sin empleo, reportan sentimientos de inutilidad y marginalidad, independientemente del estatus previo que se pudo haber alcanzado. De la misma manera que el desempleo se vive con dolor, el fin del trabajo genera vivencias similares.
 A medida que se aproxima la jubilación, muchos varones se impacientan cuando perciben que dejan de ser los pilares de la familia (Ochberg, 1987; Weiss, 1990), o cuando pierden el escenario principal de logros, de competencia agresiva, estatus, poder y confianza en sí mismos. Debido a que los varones, a través del trabajo mantienen actitudes y conductas “apropiadas” en relación al género, la jubilación desafía el sentido de masculinidad.

La familia
A menudo los hombres perciben la jubilación como un ingreso al territorio femenino de la familia y el hogar (Willing, 1989). El ingreso en los dominios de su esposa y la pérdida de su propio espacio pueden generar una sensación de incertidumbre acerca de cómo conducirse como varón.
Muchos varones casados expresan la inquietud de que serán criticados por sus esposas una vez que sean observados más de cerca (Bikston & Goodchilds, 1989; Szinovacs, Ekerdt, & Vinick, 1992; Willing, 1989). Realizan más tareas hogareñas que antes pero se ven a sí mismos como “ayudando” a sus esposas en las tareas domésticas (Vinick & Ekerdt, 1992). Esta vivencia permite a los varones adherir a concepciones previamente mantenidas sobre la masculinidad, a pesar de que haya algunos cambios en su conducta. Sin embargo, la mayor parte de las tareas domésticas permanecen divididas según el género. Las mujeres básicamente continúan realizando las tareas dentro del hogar y los hombres se centran más en la jardinería y la reparación de electrodomésticos.
El cambio en las creencias que subyacen al ejercicio de las actividades domésticas  atribuidas al género es poco probable (Keith & Monk, 1984). Los hombres jubilados parecen adherir al código de conductas y actitudes del lugar de trabajo, aún cuando la jubilación los coloca en un territorio nuevo.  
Después de la jubilación los hombres continúan enfatizando los mismos atributos masculinos que antes. Se demandan fortaleza, decisión y poder (Solomon, 1982). Muchos temen sentirse inútiles a medida que menguan sus capacidades físicas, y suelen preocuparse por conseguir el respeto de su familia y la comunidad a medida que disminuyen las oportunidades de logros laborales (Rubinstein, 1986).


Identidad masculina y adaptación a la jubilación

Cambios en la masculinidad a fines de la edad adulta
La importancia del trabajo para la identidad masculina podría sugerir que la jubilación genera una ruptura, o al menos una marcada discontinuidad. Sin embargo el sentido de masculinidad de un hombre se desarrolla a lo largo de la vida adulta y a medida que se envejece. Hay tres elementos primarios en este proceso. El primer elemento es la continuidad de expectativas sociales sobre las conductas y actitudes “masculinas” (Sinnott, Rabin, & Windle, 1986). Los modelos de conducta están fuertemente reforzados y permanecen relativamente constantes a lo largo de la adultez (Rubinstein, 1986; Solomon, 1982). Las actitudes apropiadas al género, tales como la orientación instrumental (concentración en la realización del trabajo) y orientación analítica (confianza en la lógica del paso a paso) son enfatizadas frecuentemente por los varones mayores (Bem, 1974; Kaye & Monk, 1984; Solomon, 1982). Quieren ser vigorosos a pesar del declive físico, suprimir emociones, incluso luego de pérdidas, y mantener el control y la autoridad a pesar de la disminución de las responsabilidades de liderazgo (Rubinstein, 1986). Los hombres confían en su concepción de cómo es su masculinidad, lo que les ayuda a afrontar las transiciones y pérdidas del envejecimiento. El proceso de mantener una mirada coherente sobre uno mismo para afrontar el envejecimiento se conoce como continuidad (Atchley, 1971, 1972, 1989).
El segundo elemento es la emergencia gradual de características atribuidas a lo femenino que complementen las características atribuidas a lo masculino ya existentes (Levinson, Darrow, Klein, Levinson & McKee, 1978; Sinnott, Rabin, & Windle, 1986).
El ambiente de trabajo restringe la expresión creativa, protectora y emocional para la mayoría de los hombres jóvenes y de mediana edad (Filene, 1981). La jubilación suele resultar la primera oportunidad real de alejarse de los confines del mundo laboral, y cultivar estas características anteriormente no expresadas. Estas nuevas demandas hacia una mayor sensibilidad y conexión emocional en personas de edad avanzada reafirman a los hombres mayores el incremento de una mayor expresividad y de capacidad de cuidado (Levinson et al., Neugarten, 1968; Vaillant, 1977). Fletcher y Hanson (1991) notaron que los hombres que demuestran tanto rasgos atribuidos a lo masculino, de tipo instrumental, como rasgos atribuidos a lo femenino, con orientación al cuidado, forman y mantienen nuevas y positivas relaciones después de la jubilación. Esta integración de rasgos atribuidos a lo femenino y masculino, requiere la reconciliación con prohibiciones que derivan de expectativas sociales que para los hombres fueron reforzadas durante sus años laborales. Los rasgos atribuidos a lo femenino, que fueron ocultados, permiten equilibrar los rasgos atribuidos a lo masculino, a medida que el varón envejece y las demandas laborales se terminan.
El tercer elemento es el proceso biológico de disminución del vigor. Los andrógenos comienzan a disminuir en la mediana edad, resultando en una pérdida de cierta capacidad sexual, masa muscular, emisión de energía, y dominio (Brim, 1976; Vaillant, 1977). Juntas, la desaceleración biológica, la continuidad de las expectativas de género, y la aparición de nuevos modos de auto-expresión se vuelven la base del sentido de sí mismo como varón que tiene un hombre mayor.

Teorías de la adaptación a la jubilación:
Diversos modelos de adaptación a la jubilación enfatizaban discontinuidades a través de la de la vida de un hombre. Por ejemplo, el modelo de la desvinculación postulaba un retiro de los roles primarios de la adultez temprana y media, ya que un individuo se desvinculaba mediante la adopción de un estilo de resolución de problemas más pasivo, y volviéndose más egocéntrico durante la transición a la jubilación (Cumming & Henry, 1961). El modelo de la actividad proponía que la continuidad de los niveles de actividad luego de la jubilación era necesaria para un envejecimiento exitoso y que los hombres sustituían las actividades laborales por las actividades de ocio y de apoyo a la comunidad (Friedmann & Havighurst, 1954; Hochschild, 1978; Miller, 1965). Por el contrario, el abordaje de la continuidad de la identidad masculina en la adultez tardía, enfatizado en este capítulo, deriva del modelo más reciente de continuidad sobre el envejecimiento y la adaptación a la jubilación. (Atchley, 1971, 1972, 1989; Neugarten, Havighurst, & Tobin, 1968). La teoría de la continuidad no enfatiza la continuidad de los niveles de actividad, sino que postula una evolución de las características personales de un individuo en una situación de vida diferente. Una reducción en las expectativas, junto con una definición más amplia de éxito, permiten la continuidad del valor propio percibido (Atchley, 1989).

Etapas de la jubilación
Las adaptaciones psicológicas y sociales a la jubilación no ocurren abruptamente. El proceso de adaptación requiere varios años antes y después de que suceda, e incluye varias etapas (Atchley, 1976; Willing, 1989). La jubilación precisa de una decisión (o mandato del empleador), cantidades variables de preparación, un último día laboral, adaptación inicial a las condiciones de la jubilación y el establecimiento de un estilo de vida como jubilado a largo plazo (Atchley, 1976). Este estilo de vida puede incluir un trabajo ocasional, o de medio tiempo, que se relaciona a menudo con la carrera previa del hombre, a modo de enlace a la adaptación con el pasado (Kaye & Monk, 1984).
Los varones experimentan una fluctuación en su satisfacción con la vida durante la jubilación y pueden lidiar más efectivamente con algunas etapas que con otras (Stokes & Maddox, 1967). (*)

Las etapas de la continuidad en la transición a la jubilación
El incremento en la identificación con el trabajo después de la jubilación respalda el modelo de continuidad y desafía los modelos de discontinuidad. El éxito y el desempeño competente continúan como la percepción de una carrera que se terminó de una manera exitosa y dentro de una organización importante. Esta reafirmación provee la base para que la identidad masculina permanezca intacta.
   El modelo de continuidad sobre la jubilación no especifica pasos en el proceso, aunque la jubilación puede requerir un tipo similar de progresión al duelo, donde se pasa por etapas de conmoción, negación, tristeza y aceptación (Parkes, 1986, Atchley, 1976; Koloski, Ginsburg, & Backman, 1984).
La jubilación tiene paralelismos con un tipo anticipado de duelo porque es claramente previsto por la mayoría de los hombres. Las conductas de afrontamiento anticipatorio antes de la pérdida incluyen ensayos para un nuevo rol, siguiendo modelos a seguir y determinando cómo las capacidades actuales se ajustarán al nuevo rol (Pearlin, 1980). La mayoría de los hombres participa en actividades preparatorias cada vez más frecuentes antes de la jubilación (Evans, Ekerdt, & Bosse, 1985) para lidiar con la pérdida anticipada del trabajo.
   En el estudio antes citado, los hombres que han establecido una fecha de jubilación,  parecen estar bajo el mayor estrés. Al desprenderse del trabajo, para ensayar la pérdida del mismo, su sentido de masculinidad y bienestar sufren. Ellos perciben conexiones entre el trabajo y la masculinidad que antes no habían sido reconocidos. Este desprendimiento temporal es seguido por una aceptación de la pérdida, siguiendo el modelo de duelo de Parkes (1986) donde se mantiene la conexión con aquellos elementos satisfactorios y duraderos del trabajo. La relativa estabilidad entre la masculinidad y la identificación con el trabajo, después de la jubilación, refleja la integración de formas ya conocidas acerca del poder cumplir con expectativas satisfactorias sobre las actitudes y los comportamientos masculinos sin depender de la participación real en el trabajo (Gradman, 1990). Es probable que pérdidas subsiguientes ocurran más adelante, en la etapa jubilatoria. La identificación con el trabajo y otros elementos perdurables del sentido de masculinidad de un hombre lo asistirán al momento de afrontar estas pérdidas (Atchley, 1976; Willing, 1989).

Diversidad de la identificación con el trabajo en los hombres
La identificación con el trabajo es particularmente fuerte cuando las recompensas intrínsecas y extrínsecas del trabajo son altas. El acceso a las recompensas depende del estatus personal en el mundo laboral. Un estatus ocupacional más bajo puede dar lugar a una menor identificación con el trabajo. Las diferencias raciales o étnicas y el estado civil también afectan la percepción del hombre sobre su lugar en el mundo laboral.

Estatus ocupacional
Los trabajadores de cuello azul (obreros) ven la jubilación más positivamente que los trabajadores de cuello blanco (profesionales) y reportan una mayor satisfacción inicial en la jubilación (Kellams & Chronister, 1987). Los obreros enfatizan las recompensas laborales extrínsecas más que las intrínsecas y se encuentran de este modo menos involucrados emocionalmente con el trabajo (Dreyer, 1989, Filene, 1981). Los trabajadores de tipo intermedio, como los de puestos clericales, de ventas, capataces y trabajadores cualificados, encuentran un poco más de sentido intrínseco en el trabajo y tienen un nivel más alto de compromiso que los trabajadores no calificados, pero generalmente mantienen actitudes parecidas sobre la jubilación a la de los obreros, y reportan una satisfacción similar (Simpson, Back, & McKinney, 1966). Los profesionales y ejecutivos demuestran la actitud más negativa frente a la jubilación, derivada tal vez del mayor compromiso laboral y las mayores recompensas intrínsecas derivadas del trabajo.  A pesar de una mayor dificultad con el ajuste inicial, la satisfacción más tardía es, a menudo, mejor para el trabajador de cuello blanco (Loether, 1964; Stokes & Maddox, 1967).
Las razones propuestas para estas diferencias en el ajuste incluyen una mayor flexibilidad de rol, habilidad social, capacidad comunicativa y niveles generales de destreza que acompañen un estatus ocupacional más alto (Loether, 1964; Seccombe & Lee, 1986). Los hombres de estatus más alto tienen más control sobre sus ambientes de trabajo (Friedmann & Orbach, 1974); sienten mayor control sobre sus vidas, lo cual facilita una adaptación positiva a la jubilación (Walker, Kimmel, & Price, 1981). Los jubilados por obligación o por cuestiones de salud están menos satisfechos que aquellos que se retiran por voluntad (Crowley, 1985). Sin embargo, el acceso a los ingresos y a los recursos médicos y sociales puede ser el primer determinante del impacto del estatus ocupacional sobre el ajuste jubilatorio (Seccombe & Lee, 1886).

Raza y etnicidad
La mayor parte de las investigaciones sobre las diferencias raciales y étnicas en la jubilación aborda las diferencias entre blancos y negros. Si bien los negros parecen mostrar la misma satisfacción con la jubilación, sus ingresos son significativamente menores, así como lo son sus expectativas de longevidad y su preparación para la jubilación (Palmore, Burchett, Fillenbaum, George, & Wallman, 1985). Los negros y otras minorías también tienen un menor acceso a los planes formales pre-jubilatorios (Ferraro, 1990). Los negros son más propensos a tener que trabajar después de jubilarse y menos propensos a verse a sí mismos como “jubilados” (Gibson, 1993). Esto parece ser cierto incluso entre profesionales (Richardson & Kilty, 1992). Los profesionales negros que socializan fundamentalmente con colegas y tienen un alto compromiso con el trabajo, evitan la planificación para la jubilación, similar a los profesionales blancos (Richardson & Kilty, 1992). Hay escasa evidencia para sugerir que los hombres negros experimentan el compromiso laboral de modo diferente a los hombres blancos. Su acceso más limitado a los recursos y el estatus ocupacional previo parecen ser los determinantes primordiales de las diferencias en la satisfacción con la jubilación.

Estado civil
El estado civil modifica aún más el ajuste a la jubilación. El trabajo puede ser especialmente importante para el hombre soltero, ya que sería una forma de compensar las carencias que genera estar sin pareja (Ward, 1979). Los individuos sin pareja buscan mayor validez social por parte del trabajo que sus pares con pareja, y así son más sensibles a su reputación como trabajadores (Veroff, Douvan, & Kulka, 1981). El trabajo provee una mayor conexión con la comunidad y oportunidad para el contacto social. Los hombres solteros con un compromiso laboral incrementado pueden hallar más difícil la decisión de jubilarse y más deseable el empleo continuado (Rubinstein, 1986; Ward, 1979). Un estudio longitudinal de 1.398 individuos solteros no justificó totalmente esta afirmación, aunque no había grupos control de casados (Keith, 1985). Otro estudio halló que los hombres solteros se enfocan más en el ocio que los casados a medida que se aproxima la jubilación (Veroff, Douvan, & Kulka, 1981), tal vez para encontrar un sustituto a la realización del trabajo y para mantener las relaciones sociales. Entre los sin pareja, la actitud hacia el trabajo y la jubilación es independiente del estatus socioeconómico y de la raza (Keith, 1985, 1989). Careciendo de la capacidad para cumplir ciertas expectativas de la conducta masculina (matrimonio y provisión a la familia), los hombres no casados parecen concentrarse en actividades laborales y pasatiempos como un medio de aumentar la autoestima. Podrían experimentar una angustia o distrés particulares cerca de la hora de jubilarse, pero también podrían ganar seguridad/confianza debido a su mayor repertorio de actividades de tiempo libre.

Cohorte
Hasta ahora, los estudios sobre la jubilación han examinado sujetos que eran adultos jóvenes antes de la revolución sexual y los movimientos feministas. En los años intermedios, han ocurrido muchos cambios en las expectativas del compromiso laboral y la conducta masculina apropiada en el trabajo y el hogar. Cohortes más jóvenes de hombres pueden tener un patrón de identificación con el trabajo en la adultez totalmente diferente. La naturaleza de este patrón estará determinada sólo cuando estas cohortes sean lo suficientemente viejas para un estudio de toda la vida.

Resumen de las diferencias de los grupos
Los científicos sociales han comenzado a abordar sistemáticamente el impacto del estatus ocupacional, etnicidad y estado civil en la transición a la jubilación, desde las actitudes pre-jubilatorias a la satisfacción post-jubilatoria. El efecto más visible ocurre en las opciones de planificación pre jubilatoria y los recursos monetarios, médicos y sociales post jubilatorios.
La identificación con el trabajo puede ser menos intensa en niveles ocupacionales más bajos y con individuos más alejados del centro de poder en el mundo laboral. El haber puesto el foco sólo sobre el propio trabajo, como la fuente primaria de la identidad de un varón, puede disminuir el cambio inicial que genera entrar en la jubilación. Aunque cuando la menor identificación está vinculada con menores oportunidades y diferentes tipos de habilidades, un hombre puede verse constreñido en su capacidad de crear una vida jubilatoria que enriquezca el sentido de sí mismo.

Conclusión
El éxito en el lugar de trabajo va en paralelo con el éxito en el cumplimiento de las expectativas sociales para la conducta masculina. Como las recompensas son obtenidas en el ámbito laboral, el hombre invierte psicológicamente en el trabajo, el que a su vez genera este tipo de recompensas. Es decir que a cada paso, la identidad masculina es cultivada.
A medida que el hombre envejece, los procesos de maduración y envejecimiento dan lugar a una modificación en las conductas atribuidas a lo masculino y ciertos referentes biológicos.  Las cualidades masculinas que disminuyen con los cambios biológicos incluyen agresión, vigor y dominancia (Brim, 1968; Vaillant, 1977). Las cualidades masculinas que permanecen estables o aumentan como función de la continuidad psicológica incluyen actitudes como la orientación instrumental y la orientación analítica (Kaye & Monk, 1984). Las cualidades atribuidas a lo femenino que emergen con la maduración y las presiones sociales incluyen la auto-expresión y la sociabilidad (Levinson et al, 1978; Neugarten, 1968; Vaillant, 1977). Esta progresión de cambios no es inquietante hasta que el hombre decide jubilarse, es allí donde se da cuenta hasta qué punto su sentido de masculinidad ha sido respaldado por el trabajo.
A posteriori que un hombre decide jubilarse, puede cuestionar el sentido de autoridad, auto-confianza y competencia que ha ganado en los años de trabajo. Se desprende del trabajo para prepararse para la jubilación, pero el lugar de trabajo aún espera productividad y un impulso de competitividad. Se siente preocupado acerca del cambio del territorio masculino tradicional del lugar de trabajo por el reino tradicionalmente femenino del hogar. Puede anhelar liberarse del constreñimiento del trabajo de todos los días, pero se preocupa sobre cómo mantener el respeto en su nuevo rol.
La jubilación intensifica la amenaza de desintegración física y psicológica que acarrea el envejecimiento (Antonovsky & Sagy, 1990). Una nueva integración de fuerzas es necesaria para mantener la vitalidad luego de la jubilación. Toda la carrera de un hombre y sus afiliaciones profesionales deben ser internalizadas de forma segura a fin de renovar y estabilizar su sentido de masculinidad.-



(*) Un estudio de la identidad masculina y la jubilación
Un estudio reciente examina a hombres que tuvieron éxito en diferentes etapas de la jubilación, y aísla los determinantes psicológicos de las decisiones tomadas en esta etapa, separándolas de otros factores como la salud, las finanzas y la edad (Gradman, 1990). Este estudio fue parte de uno más amplio, de tipo longitudinal, sobre el proceso psicológico-social de la transición a la jubilación (Bikson, Goodchilds, Huddy, Eveland, & Schneider, 1991).
La identificación del trabajo y la identidad masculina se midió en 76 varones que se desempeñaban o se habían desempeñado en una gran empresa y que se encontraban en diferentes momentos del proceso pre y post jubilatorio. Entre los que tenían que jubilarse: 11 empleados no tenían una fecha establecida; 8 empleados, con uno a tres años; 7 empleados, con menos de un año. Entre los ya jubilados: 11 estaban dentro de los 18 meses posteriores a dejar el empleo; y 39 pasados los dos años (Gradman, 1990). Estos subgrupos de empleados y ex empleados tal vez no simulen completamente cómo un hombre progresa hacia la jubilación, sin embargo, la mayoría de los hombres predicen bien sus fechas de jubilación y progresan desde la no decisión, hasta decidirse por una fecha lejana para prepararse para la jubilación inminente (Ekerdt, Vinick, & Bosse, 1989). Los sujetos en este estudio eran “hombres exitosos” porque tenían elevado estatus y estabilidad en múltiples áreas, incluyendo carrera, finanzas, salud, redes sociales y relaciones íntimas (Bikson & Goodchilds, 1989). Eran relativamente saludables y podían tomar una decisión voluntaria basados más en necesidades psicológicas individuales que en los ingresos o asuntos de salud. La edad promedio fue de 64,1 años. El rango iba de 57,4 a 74,1 años para los trabajadores y de 58,7 a 72,1 años para los jubilados/retirados, mostrando gran superposición.  Los análisis fueron esencialmente equivalentes ya fuera que la edad se controlara o no y el mínimo efecto de la edad permitió enfocarse en la etapa jubilatoria.

Mediciones
La identificación con el trabajo y la identidad masculina fueron evaluadas durante un seguimiento del estudio longitudinal mayor (ver Gradman, 1990, para detalles). Se establecieron diversas escalas, empíricamente validadas, para poder analizar el compromiso laboral:
La identificación con el trabajo mide el grado de compromiso de un varón con su trabajo y el nivel de las capacidades involucradas. Su análisis es multidimensional; el involucramiento en el trabajo se refiere a la importancia del trabajo específico para la auto-imagen de un hombre; el compromiso profesional describe la importancia del trabajo y de la carrera en la vida de cada uno; el compromiso organizacional se refiere a la identificación de un individuo con una organización en particular y con sus objetivos.
Las escalas fueron utilizadas para medir cada uno de estos conceptos independientemente (por ejemplo, “considero mi trabajo como central a mi existencia”, o “encuentro que mis valores y los de mi empresa son muy parecidos”). El grado al que a un hombre le gusta o disgusta su trabajo también se asocia con la identificación con el trabajo, y ello fue medido por la Escala de Satisfacción con el Trabajo (Hackman & Oldham, 1975). Finalmente, la adhesión de un hombre a las actitudes de la ética laboral también está estrechamente relacionada con la identificación con el trabajo, y su ideología del trabajo fue medida por cinco ítems de la Escala de Ética Laboral  (Work Ethic Scales) (Mirels & Garrett, 1971; por ejemplo, “Un disgusto por el trabajo pesado generalmente refleja debilidad de carácter”).
   La identidad masculina también es multidimensional. Reconociendo que la jubilación es un período en el cual la identidad de un hombre es vulnerable, la escala de Estrés de Rol de Género Masculino de Eisler y Skidmore (1987) (MGRS: Masculine Gender-Role Stress) fue seleccionada para medir el distrés percibido por hombres en el proceso jubilatorio y en situaciones específicas relacionadas con las expectativas de género tradicionales (por ejemplo, “ser superado en el trabajo por una mujer”; “ser ignorado para un ascenso”). Preguntas parecidas acerca de situaciones que requieran agresividad y competitividad fueron adicionadas para reflejar estas características masculinas esperadas. Además, una medida de rasgo de masculinidad auto-reportada, la escala M del Cuestionario de Atributos Personales (PAQ: Personal Attributes Questionnaire) (ver Spence, Helmreich, & Stapp, 1974), fue incluido para complementar el específico MGRS de la situación con una auto-calificación de competitividad, decisión, confianza y otros rasgos estereotipadamente masculinos.
   El ajuste a la jubilación fue evaluado por la medición de un solo ítem (del estudio amplio) que interrogaba a cada sujeto sobre qué tan bien él se había ajustado (o se ajustaría) a la jubilación. El bienestar general fue evaluado por dos escalas que se repitieron a lo largo del curso del estudio. La Escala de Afecto Positivo General (Veit & Ware, 1983) mide felicidad (por ejemplo, “Generalmente disfruto las cosas que hago”). Una versión sintetizada (Hays & DiMatteo, 1986) de la Escala de Soledad de la UCLA (Russell, Peplau, & Ferguson, 1978) mide angustia/distrés (por ejemplo, “me siento aislado de los demás”).

Mente activa y vejez

¿Qué tienen en común Borges, Picasso y Carlitos Chaplin? 

Entre otras cosas, que los tres llevaron una vida intelectual plena hasta edades avanzadas. Ahora, los científicos sugieren que ellos podrían haberse ganado ese privilegio. El estudio fue realizado por la Universidad de Gales del Sur, hace ya varios años, y muestra que mantener una actividad mental intensa y compleja a lo largo de la vida disminuye a casi la mitad el riesgo de demencia en la vejez.
El trabajo, publicado en la revista científica Psychological Medicine, analiza el papel que la educación, la complejidad laboral y los estilos de vida estimulantes tienen en la prevención del deterioro mental asociado con la edad, e integra datos de 29.000 individuos, recogidos en 22 estudios en todo el mundo. Se lo considera la primera revisión amplia de un tema que desde hace años intriga a los especialistas en neurociencias: el de la "reserva cognitiva"; es decir, la capacidad de crear algo así como una "cuenta de ahorro" neuronal que ayuda a afrontar la impiadosa declinación que nos impone el tiempo.
"Es un caso de «úselo o piérdalo» -comentaba en una comunicación de la Universidad el principal investigador del trabajo. Parece que si usted incrementa su «reserva mental» a lo largo de la vida, disminuye su riesgo de mal de Alzheimer y otras enfermedades degenerativas." Según el científico, la conclusión es que en los individuos con gran reserva cognitiva el riesgo de demencia es un 46% menor. Todos los estudios analizados coincidieron en que las actividades estimulantes, aunque se practiquen tarde en la vida, están asociadas con un efecto protector.-

Los mayores que nadan, benefician su salud y estado de ánimo

La natación es un deporte en el que participan casi todos los grupos musculares del cuerpo. Es, por tanto, una de las mejores y más completas actividades que podamos practicar.

Excelente para el sistema cardiovascular y respiratorio y para la fuerza y la resistencia muscular, incrementa la flexibilidad de las articulaciones, tonifica el cuerpo, lo relaja y, además, ayuda a perder peso.
La natación, así, resulta muy apropiada y beneficiosa, siempre que se adopten las debidas precauciones, especialmente las personas aquejadas de problemas motrices, ya que en el agua el peso del cuerpo parece aligerarse. Antes de comenzar a practicar cualquier deporte, y la natación no constituye excepción a la regla, se recomienda consultar con el médico y someterse a un reconocimiento para que el nadador calibre hasta dónde puede llegar en su esfuerzo.

 

El agua, entre 32 y 34 grados

La temperatura corporal varía en las distintas zonas del cuerpo: en las ingles, axilas y la boca es de 36,5 grados, mientras que la temperatura rectal alcanza los 37 grados. No obstante, nuestra temperatura cambia y es diferente en cada persona y etapa de la vida. También la temperatura de la piel difiere de acuerdo con factores externos tales como la presión sanguínea o la sudoración. Resulta interesante conocer la temperatura apropiada del agua de la piscina en la que nadan personas de la tercera edad y la influencia que ejercerá la temperatura ambiente en estos usuarios. Se considera muy fría el agua entre 4 y 18 grados, fría de 18 a 24 grados, tibia de 29 a 38 grados y caliente de 38 a 42 grados. Cuanto mayor sea la temperatura del agua, mayor será asimismo la deshidratación del nadador, por mínima que parezca su actividad.
La temperatura ideal para el desarrollo de una actividad acuática es entre 32 y 34 grados en invierno y dos grados menos en verano, aunque pueden mantenerse las mismas temperaturas para ambas estaciones. Fuera de estos valores, se perjudicará el rendimiento del alumno y no se logrará un clima agradable para la práctica de la natación.
La temperatura ambiente también influye, y si no se muestra acorde con la del agua y la del ambiente exterior puede causar la desafección hacia un deporte tan beneficioso como la natación. Por ello, la temperatura de las instalaciones en que se ubica la piscina ha de situarse cerca de los 30 grados. Si la combinación de temperaturas fallara, el alumno de edad avanzada correría el riesgo de acusar esta circunstancia, incluso enfermando.

 

Respiración por la boca

La respiración es fundamental. El nadador debe saber que el aire se toma por la boca y que dentro del agua se exhala también por la boca. Si se respira por la nariz, quedan en los orificios nasales partículas de agua que al inspirar producen una sensación desagradable, e incluso alteran el ritmo respiratorio y provocan tos. Sin embargo, no es recomendable que el alumno aspire profundamente por la boca, porque puede ocasionar una hiperventilación y, como consecuencia , mareos. Se recomienda, por tanto, que el practicante respire con normalidad, como lo hace habitualmente.

 

Apertura de los ojos bajo el agua

Si el nadador no ve por dónde nada o qué hace en el agua, pueden surgir inconvenientes, como cambios de trayectoria de la flotación, tensiones inadecuadas, temores... En caso de que el alumno manifieste dificultades visuales, como por ejemplo irritabilidad, se aconseja el uso de gafas de buceo. Las más convenientes son las anatómicas con neopreno en la zona de apoyo sobre la zona ocular.

 

El crol, el mejor estilo

El primer contacto con el agua consistirá en realizar ejercicios de flotación para perder el miedo, ya que puede ocurrir que no se haya nadado desde hace años.
Adaptación a la sensación de profundidad: es importante que al principio se trabajen las zambullidas e inmersiones. Cuando el practicante se sienta más seguro, podrán desarrollarse totalmente las demás técnicas en la piscina.
  • Crol: permite desarrollar altas coordinaciones en una posición hidrodinámica muy favorable para el nadador.
  • Espalda: desarrolla coordinaciones diferentes y complementarias al crol. Braza: aporta al nadador mucha seguridad porque el cuerpo no se desequilibra, la propulsión es simétrica y proporciona un dominio mayor del cuerpo, pero debe practicarse con precaución porque se pueden producir molestias lumbares (vascularización de la pelvis) y tensiones cervicales provocadas por la respiración.
  • Mariposa: no es óptimo para personas mayores debido a la fuerza y los movimientos de columna que exige, y porque en esta modalidad el cuerpo trabaja con más deuda de oxígeno (anaerobiosis), desaconsejable en la vejez.

 

Ventajas de la natación en los mayores

  • Favorece la actividad del sistema cardio-respiratorio muscular.
  • Posibilita mover el cuerpo en el agua y favorece la actividad física en personas obesas, con patologías en columna y en aquellas que fuera del agua tienen dificultades para actividades deportivas, en quienes necesitan rehabilitación cardíaca o motriz...
  • Permite abandonar el sedentarismo y desarrollar, sin un gran desgaste energético, una actividad que produce placer y brinda la oportunidad de superarse y de lograr confianza en uno mismo.
  • Ejerce efectos hidroterapéuticos y mejora los síntomas de enfermedades de carácter óseo, articular, muscular, motriz, etc., de manera que proporciona una gran sensación de bienestar.
  • No descuidar al alumno ni al grupo.
  • Vigilar los posibles riesgos que siempre entraña una piscina.
  • No generar dependencia. Si el alumno necesita ayuda permanente del profesor, un compañero o un elemento de flotación, será difícil que progrese cuando desaparezca ese apoyo.
  • Si el alumno no experimenta por sí mismo, no podrá llegar al objetivo de aprender a nadar y terminará frustrado, abandonando la actividad.
  • Trasmitir seguridad hacia los que ayudan a sus compañeros.
  • El monitor no debe reprender, porque condicionará negativamente y limitará al alumno. El estímulo ha de ser siempre positivo.
  • Evitar los movimientos bruscos de la columna vertebral y las tensiones cervicales y lumbares.
  • No a las apneas ni disneas. La alteración del ritmo respiratorio en alumnos de tercera edad es nociva: se cuidará que el alumno respire con normalidad y que lo haga siempre por la boca.
  • Generar un clima donde todos se sientan bien, desde quien practica la natación con mucho esfuerzo hasta quien lo hace sin apenas ninguno.
  • Respetar los tiempos del alumno.
  • Preguntar al alumno. Es importante para dosificar los esfuerzos.

Un viejo doctor estaba muy aburrido luego de haberse jubilado.

Es triste ver que muchas personas de generaciones más jóvenes no parecen mostrar respeto hacia la gente mayor. No es que se les falte el respeto de forma insultante, pero al ignorar sus opiniones o no tomarlos en serio se les quita valor en nuestra sociedad. No siempre ha sido así. De hecho, muchas culturas asiáticas y africanas tienden a reverenciar a los ancianos debido a la profundidad de su experiencia de vida y sabiduría. Esto contrasta con algunas culturas occidentales, donde lo de la vejez se ve como algo malo. El joven de esta historia que se ha viralizado en las redes sociales está a punto de aprender una lección sobre el respeto a sus mayores.

Esta es la historia:

Un viejo doctor estaba muy aburrido luego de haberse jubilado así que decidió abrir un nuevo centro clínico. Puso un letrero afuera que decía: “Doctor Martínez. Obtén tu tratamiento por 500 dólares y si no te curas recibirás 1000 dólares a cambio”. Justo en el barrio estaba el Doctor Lozano, un joven médico que creía que este “vejete” poco podía saber de medicina así que decidió ir a ganarse los 1000 dólares de recompensa y fue a visitarlo.
Entonces esto sucedió:
Doctor Lozano: “Doctor Martínez, he perdido todo el gusto de mi boca. ¿Me podría ayudar?”.
Doctor Martínez: “Enfermera, por favor traiga la medicina de la caja 22 y le da tres gotitas en la boca del señor”.
Doctor Lozano: “¡Puaj! ¡Pero si esto es gasolina!”.
Doctor Martínez: “¡Felicitaciones! Usted ha recuperado el gusto. Son 500 dólares”.
El doctor Lozano se retiró muy enojado por el truco de su anciano colega y decidió volver un par de días después para recuperar su dinero.
Doctor Lozano: “He perdido mi memoria. No recuerdo nada”.
Doctor Martínez: “Enfermera, por favor traiga la medicina de la caja 22 y le da tres gotitas en la boca del paciente”.
Doctor Lozano: “¡Bah! ¡No lo haga! Eso es gasolina”.
Doctor Martínez: “¡Felicitaciones! Veo que ha recuperado su memoria. Son 500 dólares por favor”.
Nuevamente el doctor Lozano se fue muy enfadado de la consulta de Martínez habiendo perdido mil dólares. Pero era tan terco que decidió volver una semana después para recuperar todo su dinero.
Doctor Lozano: “Mi vista se ha tornado muy débil. ¡Con suerte puedo ver un poco!”
Doctor Martínez: “Lo siento, pero para eso no tengo ninguna medicina. Así que aquí tiene sus 1000 dólares de vuelta (le entrega en vez un billete de 10 dólares).
Doctor Lozano: “¡Pero esto son sólo 10 dólares!”
Doctor Martínez: “¡Felicitaciones! Ha recuperado su vista. Son 500 dólares”.
Moraleja de la historia: no porque seas joven significa que podrás engañar a un viejo.

Hallan un método para borrar malos recuerdos

¿Quién dice que los recuerdos de experiencias desagradables permanecen en el cerebro durante toda la vida? 


Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) han descubierto que eliminando proteínas de cierta zona del cerebro desaparecen los recuerdos negativos. "Nuestro estudio describe los mecanismos moleculares involucrados en la memoria de miedo y la posibilidad de manipular esos mecanismos con fármacos para tratar problemas como el trastorno por estrés post-traumático", explica el neurocientífico Richard L. Huganir, coautor del trabajo.

En sus experimentos, Huganir y sus colegas produjeron un trauma en ratones aplicándoles una descarga eléctrica a la vez que hacían sonar un ruido específico. Tras la experiencia, los ratones reaccionaban quedando inmóviles con sólo escuchar el tono. En los circuitos nerviosos de la amígdala -la parte del cerebro relacionada con el miedo-, los científicos detectaron que se había producido un aumento en la actividad de ciertas células nerviosas.  Y examinando las proteínas antes y después de la exposición al sonido en la zona, identificaron que ciertas proteínas llamadas AMPARs estaban relacionadas con el recuerdo que causaba miedo a los roedores. Al eliminarlas, se borraba también el recuerdo asociado al trauma.

"La posibilidad de borrar recuerdos puede sonar a ciencia ficción", admite Huganir, que sin embargo está convencido de que dentro de poco se podrán utilizar sus hallazgos para ayudar a soldados que han vuelto de la guerra, a personas han sido víctimas de un rapto o a individuos que han sufrido alguna experiencia traumática.-
Extracto Revista Muy Interesante.

El cerebro borra recuerdos para mantener la memoria

Científicos noruegos, describieron que los recuerdos vienen en paquetes separados de 125 milisegundos, o lo que es lo mismo podemos recuperar ocho recuerdos distintos por segundo.

Seguramente que todos ustedes alguna vez se han preguntado por qué me acuerdo de cosas que han pasado hace algún tiempo, incluso años, y no somos capaces de recordar cosas que pasaron ayer o incluso hace solamente unas horas. Aunque es evidente que la edad afecta a nuestra capacidad en el recuerdo, también personas jóvenes pierden memoria.
La memoria es una parte vital de nuestra existencia. Necesitamos aprender y recordar para relacionamos con los demás. También a través de la memoria vamos creando nuestra personalidad.
Hay muchas causas que nos pueden hacer perder memoria. Así, cualquier situación que provoque una contracción u obstrucción de las arterias que llevan la sangre al cerebro pueden ser causa de pérdida de memoria. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares como diabetes, hipertensión o colesterol alto pueden provocar perdidas transitorias de memoria. El tabaco y el consumo elevado de alcohol puede reducir la memoria. También el estrés es otro factor importante que afecta a nuestra memoria. Si el estrés se convierte en crónico, todos los días tenemos más de lo necesario, hay una descompensación en el cerebro y se afecta la memoria.

La memoria se suele clasificar según su alcance en el tiempo. Tenemos por ello una memoria denominada memoria a corto plazo, memoria a mediano plazo y memoria a largo plazo. Estas tres memorias posiblemente no se almacenen en las mimas zonas del cerebro. En este sentido, la memoria más reciente parece que se almacena en una zona del cerebro denominada hipocampo. No está claro no obstante donde se almacena la memoria a largo plazo aunque experimentos relativamente recientes han localizado un punto de almacenaje en una zona denominada cíngulo anterior.
Una forma fácil de explicar como se almacena nuestra memoria es pensar en una biblioteca. La biblioteca sería la memoria que estaría formada  por tomos de una enciclopedia. Cada recuerdo tendría un lugar dentro de los tomos. Cada uno de nosotros clasificaríamos esos recuerdos en tomos probablemente diferentes a como lo hace otra persona aunque los hubiéramos vivido con ella exactamente igual. Por ello, la forma en que los recuerdos se ubican y clasifican son personales.
El sueño tiene también una función muy importante en establecer y consolidar nuestra memoria. Se ha demostrado que durante el sueño se ayuda a grabar el proceso de aprendizaje que hemos tenido durante la vigilia. Se ha llegado a esta conclusión porque en diferentes experimentos se observó que las mismas zonas del cerebro que se estimulan durante un proceso de aprendizaje, se volvían a estimular durante el sueño.
Unos científicos noruegos, describieron que los recuerdos vienen en paquetes separados de 125 milisegundos, o lo que es lo mismo podemos recuperar ocho recuerdos distintos por segundo. Estos científicos decían que: “Cuando uno se siente un poco confundido, eso ocurre porque varios paquetes de recuerdos compiten en el cerebro unos contra otros". Esto también puede tener su implicación en la existencia de una memoria asociativa. De hecho, la memoria humana se basa principalmente en las asociaciones. Cuando intentamos recuperar una información, una cosa nos recuerda otra relacionada y esta a una tercera y así sucesivamente.
El olvido también es un mecanismo de aprendizaje del cerebro. Hay muchos estudios que apoyan la idea que la memoria tiene que borrar recuerdos para almacenar otros nuevos. Incluso recientemente se ha identificado una proteína que en realidad es una enzima que borra recuerdos. Esta enzima se denomina Rac. Por lo tanto, la acción de borrar los recuerdos sería un proceso activo y no pasivo por el paso de los años o del tiempo. Otra forma que tiene el cerebro de borrar memoria es mediante la generación de nuevas neuronas. Cuando el hipocampo genera nuevas neuronas, las memorias adquiridas más recientemente son mejor retenidas y recordadas, mientras que las memorias más antiguas son más difíciles de recordar.
El cerebro ha sido un centro de atracción e interés desde los inicios de la historia de la biomedicina. El mismo Galeno identificó al cerebro como el sitio de localización del alma racional. Desde allí, y a través de los nervios, decía Galeno que el alma racional llegaba a los diferentes órganos. Herófilo de Calcedonia (335 A.C. 280 A.C.) estableció que la inteligencia no residía en el corazón sino en el cerebro.  En el incendio de la biblioteca de Alejandría, desaparecieron los escritos de Herófilo.
Todavía hoy estamos empezando a conocer que necesitamos borrar recuerdos para aprender y almacenar otros. Alrededor del año 70  decía el historiador griego Plutarco que el cerebro no es un vaso para llenar sino una lámpara para encender.-

La gente quejosa también afecta tu cerebro.

Aunque tú no te quejes, si escuchas constantemente a otros quejarse de absolutamente todo, tu cerebro puede dañarse. Ellos no buscan nunca una solución sino conducirte a su misma indignación.


Los estudios demuestran exponerse unos 30 minutos a un contexto negativo genera que las neuronas se desprendan del hipocampo del cerebro que es el que sirve para resolver problemas, según se publica en un artículo en el sitio web Inc.com. Por eso, aseguran que escuchar quejas constantes termina perjudicando tu cerebro.

Trevor Blake aborda en su libro “Tres pasos simples: Un mapa del éxito en los negocios y la vida” sobre cómo los neurocientíficos han podido medir la actividad cerebral cuando la persona está motivada o sometida a largas sesiones de quejas.
 
¿Cómo alejarte de las quejas?

1. Mantén cierta distancia con las personas que siempre se están quejando.

Así como el fumador pasivo opta, para salvaguardar su salud, por distanciarse del humo el optimista debe alejarse del quejoso para salvaguardar su cerebro.

2. Pídele a tu compañero que solucione el problema que lo aqueja.

Si no puedes alejarte del quejoso, puedes intentar pedirle que solucione el problema que lo perturba, según Blake. Esta técnica no siempre funciona pero debes probarlo.

3. Pon tu escudo

Otra estrategia que puedes poner en práctica consiste en intentar aplicar técnicas mentales que te permitan quedar bloqueado de las quejas y así del potencial daño. En el artículo se cita para ejemplificar lo dicho en el caso del golfista fallecido, Seve Ballesteros, que cuando debió enfrentar a Jack Nicklaus y para escapar a los gritos de la multitud, se imaginó que una gran campana bajaba del cielo para protegerlo.

También, mientras alguien alrededor tuyo se esté quejando, puedes mentalmente trasladarte hasta un lugar soñado tal como una playa paradisíaca o donde fuera.-

Las quejas afectan nuestro cerebro.

 “Había sido un hombre que se deleitaba con lo espantosa que era su vida, y prefería quejarse a cambiarla”.  -John Katzenbach-

Un amigo se encuentra con otro. En cinco minutos el primero queda agobiado y sin palabras al escuchar las quejas de su interlocutor. Quejas relacionadas con sus padres, con su hermano, con la falta de empleo, la ausencia de una pareja, del pésimo servicio de salud, de la falta de conciencia de sus vecinos y de las medidas arbitrarias que toma el gobierno.
Hay situaciones en la vida que sin lugar a dudas ameritan quejarse, como una reacción natural para liberar tensiones acumuladas por el evento en sí. La pérdida de un familiar cercano, el quedarse sin empleo por un recorte de personal, un divorcio o una enfermedad grave, son experiencias dolorosas por las que una queja puede despertar nuestra empatía.

Sin embargo, algunas personas hacen de las quejas su pan de cada día. Además, piensan que todas las “buenas personas” del mundo están obligadas a escuchar una y otra vez esos lamentos, porque de lo contrario probarían que son insensibles o egoístas.
  
Las quejas contemporáneas
Vivir en la época actual no es sencillo. Nos encontramos permanentemente bombardeados por noticias, en su mayoría dolorosas o preocupantes. Adicionalmente debemos tolerar jefes malhumorados o compañeros alterados, eso sin contar las problemáticas personales a las que estamos expuestos, como pueden ser las pérdidas, las enfermedades y un combo espectacular de situaciones que por momentos llegan a ser asfixiantes.
Frente a semejante panorama, por lo general, tenemos dos opciones: Analizar cada situación y buscar la salida más apropiada o resistirmos y adoptar la posición de la queja. Lo preocupante de esta segunda opción es que se convierta en un hábito, que nos limite en nuestras potencialidades y genere una actitud negativa en quienes nos rodean.

Podríamos pensar que quejarse es una especie de catarsis frente a las presiones y puede que por momentos cumpla con esa función. Sin embargo, la queja puede convertirse, sin que lo notemos, en una costumbre que repetimos como un círculo vicioso y que con el tiempo se tornará en la respuesta automática frente a las dificultades.
  
Consecuencias en nuestro cerebro
Según investigaciones adelantadas por varios neurocientíficos, de la frecuencia e intensidad emocional con la que nos quejemos dependerá que nuestro cerebro sufra cambios significativos. Esto se debe a que durante esta condición de frustración e impotencia constantes, el cerebro libera hormonas como noradrenalina, cortisol y adrenalina que terminan por alterar el funcionamiento normal de este órgano.
Algunos científicos afirman, incluso, que estar expuestos de manera reiterativa a la queja, deteriora o elimina las conexiones neuronales presentes en el hipocampo de nuestro cerebro. Esa es precisamente la zona encargada de encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan.
La insistencia en la queja es una forma de condicionarnos negativamente, que genera rechazo en los demás y termina por deteriorar nuestras relaciones familiares, de pareja o laborales. Es una condición de dependencia y por tanto de inmadurez y de pasividad frente a los problemas.

¿Qué podemos hacer?
Las cosas difícilmente serán lo que nosotros queremos que sean, entonces, ¿por qué frustrarse y amargarse por lo que no cambiará, porque escapa a nuestro control? ¿No sería más razonable tener una actitud más flexible y asumir un comportamiento más adaptable, que nos permita tener mejores opciones en nuestra vida?

La energía que utilizamos en quejarnos es la que necesitamos para superar la adversidad. Modificar este tipo de conductas siempre será una opción. Es cierto que frente a ciertas situaciones es sano reclamar, es un derecho del que debemos hacer uso porque también forma parte de nuestras alternativas y fortalece nuestra autoestima.
Para superar este hábito tan desgastante de quejarse, es importante empezar por analizar los problemas con cabeza fría y evaluar ¿qué podemos hacer, cómo y cuándo? Aprender a interpretar las cosas de manera diferente, menos autodestructiva y más propositiva. No pretendamos cambiar el mundo de los demás, hagamos un esfuerzo por mejorar el nuestro.

Para tenerlo presente
Hay situaciones en las que la queja se convierte en una estrategia consciente o inconsciente de manipulación. El infractor experimenta culpa y la forma de disfrazar dicha culpa es despertando en el otro sentimientos de compasión o de solidaridad, para no tener que enfrentar con responsabilidad las consecuencias de sus actos.

 La queja es un estado de malestar que tiende a perpetuarse, una condición que produce sufrimiento, pero al mismo tiempo un goce negativo. Esa dudosa satisfacción puede ser desplazada con ayuda terapéutica, que permite transformarla en goce positivo, es decir, deseo actuante, para superar ese estado de pasividad frente a la vida.-
Edith Sánchez - Escritora y periodista colombiana.

Viviendas para mayores del colectivo LGTB, en Los Ángeles.

Homosexuales y lesbianas mayores y los jóvenes sin techo del colectivo LGTB dispondrán de viviendas asequibles y servicios de apoyo especializados en la ciudad de Los Angeles.

Las viviendas estarán integradas dentro del complejo urbanístico Anita May Rosenstein Campus, que prevé la construcción de 100 viviendas asequibles para personas mayores, 35 pisos de apoyo para jóvenes, centros sociales, locales comerciales y 350 plazas de aparcamiento. El centro dispondrá además de 100 camas para jóvenes sin techo y una gran cocina para alimentar a personas sin hogar de cualquier edad.
Si bien las viviendas y servicios están orientados específicamente a gais, lesbianas, bisexuales y trans, también se dará apoyo a personas necesitadas que no se identifiquen con este colectivo.

La creación de este espacio supone una ampliación de las actuales instalaciones del Centro LGBT de Los Angeles y dará cabida a un nuevo centro de salud, para atender la creciente demanda de servicios en esta materia: asistencia primaria, salud mental, recuperación de adicciones, tratamientos y prevención de enfermedades de transmisión sexual, entre otros.
El espacio ha sido diseñado por el equipo de arquitectos Leong Leon, con sede en Nueva York, en colaboración con la firma local KIllefer Flammang. El LGBT Center de Los Angeles ha puesto en marcha una campaña de recaudación de fondos para financiar el proyecto, que tiene un presupuesto de 40 millones de dólares. Una parte de los fondos ya se ha conseguido gracias a las donaciones de la Fundación  Anita May Rosenstein (7 millones). Se estima que el centro podría estar acabado en 2019.

El futuro centro estará situado en North McCdden Place, muy cerca del Hollywood’s Circus Disco, una antigua discoteca gay reconvertida en refugio para la comunidad homosexual. El Circus Disco vivió una época dorada en los años setenta y pronto será demolido. Situado en un tramo industrial de Santa Mónica Boulevard, la discoteca abrió sus puertas a las minorías homosexuales. En aquella época, la mayor parte de clubes gais eran exclusivamente para hombres blancos, por lo que un sector del colectivo se sentía excluido.  Las mujeres lesbianas, reacias a entrar en muchos locales gays de Los Ángeles, también se daban cita  en el Circus algunas noches.
Décadas más tarde, la carrera de Circus Disco está llegando a su fin. El Ayuntamiento de Los Ángeles tiene previsto construir condominios en el sitio del club, uno de los muchos nuevos proyectos residenciales próximos a Hollywood.
Fuente y foto: Universo Gay (texto modificado), L.A.LGBT Center.

El chocolate evitaría pérdida de la memoria asociada a la edad

“Es un fruto, como de almendras, que venden molido y tiénenlo en tanto que se trata por moneda en toda la tierra y con ella se compran todas las cosas necesarias”. 

Así presentaba Hernán Cortés el cacao a Carlos I, a su regreso del entonces “Nuevo mundo” recién descubierto por Colón. El nombre científico de esa venerada bebida originariamente de sabor amargo es Theobroma cacao, que literalmente significa alimento de los dioses. Las leyendas mayas y aztecas cuentan que fue un regalo divino a los “mortales”.
Un delicioso regalo que desde entonces ha gozado de buena fama y a partir de ahora la tendrá mejor aun. Las propiedades neuroprotectoras que se le han atribuido acaban de ser confirmadas por un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience.
Uno de sus componentes, la epicatequina, un flavonol con acción antioxidante, ha demostrado su eficacia para revertir las pérdidas de memoria normales asociadas a la edad. Esas que a partir de los cincuenta hacen más difícil localizar el coche en la playa del supermercado o que haya que poner más empeño en aprender cosas nuevas o recordar nombres.
Movidos por esa fama de protector del cerebro que rodea al cacao, los investigadores probaron una dieta rica en epicatequina (900 miligramos al día) durante tres meses en 37 voluntarios sanos con edades comprendidas entre 50 y 69 años. El ensayo, doble ciego, mostró una mejoría notable en la cognición equivalente a un rejuvenecimiento de 30 años, aseguran los investigadores de la Universidad de Columbia. “Los participantes que tenían una memoria típica de una persona de 60 años al inicio del ensayo, después de tres meses de consumo de una bebida rica en flavonoides del cacao mostraban una mejoría en su memoria que los equiparaba a las personas de 30 o 40 años”, explica Scott A.Small, director del Centro para Estudio de la Enfermedad de Alzheimer, que lidera el trabajo.

Las pruebas

Tal afirmación se basa en los resultados obtenidos con dos pruebas complementarias. Por un lado, un test que los investigadores han adaptado para medir específicamente la actividad de un región concreta del hipocampo (el guardián de la memoria) que previamente se había visto que se deterioraba con la edad en paralelo a la dificultad para recordar: el giro dentado.
Con su investigación han conseguido la primera evidencia directa de que el declive de la memoria asociado a la edad se debe a cambios en esta región especifica del cerebro (el giro dentado del hipocampo) y, lo que es más interesante, que este deterioro puede revertirse con una intervención dietética.
Estudios previos con ratones, en agosto del año pasado, les pusieron sobre la pista. En esa ocasión la investigación en la que participaba Scott la dirigía el premio Nobel Eric Kandel, galardonado en el año 2000 precisamente por sus estudios sobre la memoria. Entonces encontraron una molécula implicada en la pérdida de memoria asociada a la edad, que además permitía confirmar de manera “irrefutable” que esos despistes frecuentes con el paso de los años no están relacionados con la enfermedad de Alzheimer, aseguraba Erik Kandel.
Mientras que la pérdida de memoria asociada a la edad se asocia al giro dentado del hipocampo, las primeras anomalías que tienen lugar en la enfermedad del Alzheimer ocurren inicialmente fuera de esta región, en la corteza entorrinal.
Muy esperanzador fue entonces que lograron revertir esa pérdida de memoria no patológica en los roedores aumentando los niveles de esa proteína deficitaria, denominada RbAp48, que se localiza precisamente en el giro dentado. “El hecho de que hayamos sido capaces de revertir la pérdida de memoria asociada a la edad en ratones es muy alentador”, destacaba el año pasado el Nobel Kandel. 
Incrementar los niveles de esa proteína en nuestro cerebro es algo más complicado. Por eso Small pensó en los flavonoides del cacao, que previamente había demostrado beneficios para el cerebro. Y funcionó. Los voluntarios que habían recibido una dosis alta de flavonoides mejoraban espectacularmente en una prueba de memoria que consistía en encontrar diferencias sutiles en el menor tiempo posible entre dos imágenes muy parecidas. Precisamente la agudeza que se pierde con la edad, que reside en el giro dentado del hipocampo, y nos hace despistarnos en el aparcamiento.
Las puntuaciones del test encontraban un apoyo adicional en los cambios observados por un método específico de resonancia magnética, que mostraba un funcionamiento notablemente mejor del giro dentado de los participantes que habían recibido la bebida a base de flavonoides.

Somos lo que comemos

Aunque los médicos no suelen dudar en admitir que una dieta alta en colesterol puede acarrear problemas para el corazón y el cerebro, pero son más reacios a admitir que determinados componentes de la dieta pueden contribuir a mejorar la salud de estos órganos, a pesar de que algunos estudios lo apuntaban, aun sin demostrar una relación causa-efecto. Y eso es lo que ahora ha logrado Scott con las epicatequinas, presentes en el cacao, el te verde, frutos rojos y algunos vegetales. Gracias a su investigación puede que cambie esa idea y se admita que somos lo que comemos.
Sin embargo, los propios investigadores advierten que no es posible obtener 900 miligramos del flavonoide epicatenina comiendo chocolate. En primer lugar porque los procesos de fabricación, como el tostado y el tratamiento con álcali para quitarle el sabor amargo al cacao, hacen que se pierda hasta el 90% de este beneficioso compuesto. Y porque una dosis de chocolate diaria para obtener tal cantidad sería perjudicial para la salud.
Además, advierten, aunque muy alentadoras, sus conclusiones se han obtenido con una muestra pequeña de personas, 37 voluntarios, por lo que tendrán que ser replicadas en un estudio a gran escala, que el equipo de Columbia ya está planeado llevar a cabo.
Preguntado por ABC, Scott no descarta la posibilidad de que en unos años podamos encontrar en la farmacia suplementos de flavonoides, igual que ya ocurre con los ácidos grasos omega-3. “Supongo que a la vista de nuestros resultados sería factible. O tal vez sea interesante diseñar una dieta alta en flavonoides”, señala.-
Nota original: Pilar Quijada - Madrid
Un estudio publicado recientemente por la revista británica Nature Neuroscience revela que el consumo regular de chocolate puede prevenir y revertir la pérdida de memoria relacionada con el transcurso de los años.

Pruebas clínicas realizadas comprueban que un componente identificado como flavonol y de efecto antioxidante generó efectos positivos en sujetos de prueba entre 50 y 69 años de edad.

Por su parte investigadores de la Universidad de Columbia, estado de Nueva York (noreste de Estados Unidos) corroboraron los resultados del estudio a raíz de una serie de pruebas clínicas complementarias.

"Los participantes que tenían una memoria típica de una persona de 60 años al inicio del ensayo, después de tres meses de consumo de una bebida rica en flavonoides del cacao mostraban una mejoría en su memoria que los equiparaba a las personas de 30 o 40 años" explicó uno de los investigadores a Nature Neuroscience.

No obstante, estudios previos realizados en roedores y dirigidos por el ganador del Premio Nobel de Ciencia, Eric Kandel, muestran la retención de determinadas informaciones que no estarían relacionados con la enfermedad de Alzheimer.

Los expertos precisan que resulta casi imposible obtener la cantidad flavonoides necesarios por vía exclusiva del chocolate; por lo que sugieren complementar la dieta con suplementos vitamínicos. 

 Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección: 
 http://www.telesurtv.net/news/Consumo-de-chocolate-evitaria-perdida-de-memoria-por-vejez-20141027-0012.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net