Seguramente que todos ustedes alguna vez se han preguntado por qué me acuerdo de cosas que han pasado hace algún tiempo, incluso años, y no somos capaces de recordar cosas que pasaron ayer o incluso hace solamente unas horas. Aunque es evidente que la edad afecta a nuestra capacidad en el recuerdo, también personas jóvenes pierden memoria.
La memoria es una parte vital de nuestra existencia. Necesitamos aprender y recordar para relacionamos con los demás. También a través de la memoria vamos creando nuestra personalidad.
Hay muchas causas que nos pueden hacer perder memoria. Así, cualquier situación que provoque una contracción u obstrucción de las arterias que llevan la sangre al cerebro pueden ser causa de pérdida de memoria. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares como diabetes, hipertensión o colesterol alto pueden provocar perdidas transitorias de memoria. El tabaco y el consumo elevado de alcohol puede reducir la memoria. También el estrés es otro factor importante que afecta a nuestra memoria. Si el estrés se convierte en crónico, todos los días tenemos más de lo necesario, hay una descompensación en el cerebro y se afecta la memoria.
La memoria se suele clasificar según su
alcance en el tiempo. Tenemos por ello una memoria denominada memoria a
corto plazo, memoria a mediano plazo y memoria a largo plazo. Estas tres
memorias posiblemente no se almacenen en las mimas zonas del cerebro. En este sentido, la memoria más reciente parece que se almacena en una zona del cerebro denominada hipocampo. No está claro no obstante donde se almacena la memoria a largo plazo aunque experimentos relativamente recientes han localizado un punto de almacenaje en una zona denominada cíngulo anterior.
Una forma fácil de explicar como se almacena nuestra memoria es pensar en una biblioteca. La biblioteca sería la memoria que estaría formada por tomos de una enciclopedia. Cada recuerdo tendría un lugar dentro de los tomos. Cada uno de nosotros clasificaríamos esos recuerdos en tomos probablemente diferentes a como lo hace otra persona aunque los hubiéramos vivido con ella exactamente igual. Por ello, la forma en que los recuerdos se ubican y clasifican son personales.
El sueño tiene también una función muy importante en establecer y consolidar nuestra memoria. Se ha demostrado que durante el sueño se ayuda a grabar el proceso de aprendizaje que hemos tenido durante la vigilia. Se ha llegado a esta conclusión porque en diferentes experimentos se observó que las mismas zonas del cerebro que se estimulan durante un proceso de aprendizaje, se volvían a estimular durante el sueño.
Unos científicos noruegos, describieron que los recuerdos vienen en paquetes separados de 125 milisegundos, o lo que es lo mismo podemos recuperar ocho recuerdos distintos por segundo. Estos científicos decían que: “Cuando uno se siente un poco confundido, eso ocurre porque varios paquetes de recuerdos compiten en el cerebro unos contra otros". Esto también puede tener su implicación en la existencia de una memoria asociativa. De hecho, la memoria humana se basa principalmente en las asociaciones. Cuando intentamos recuperar una información, una cosa nos recuerda otra relacionada y esta a una tercera y así sucesivamente.
El olvido también es un mecanismo de aprendizaje del cerebro. Hay muchos estudios que apoyan la idea que la memoria tiene que borrar recuerdos para almacenar otros nuevos. Incluso recientemente se ha identificado una proteína que en realidad es una enzima que borra recuerdos. Esta enzima se denomina Rac. Por lo tanto, la acción de borrar los recuerdos sería un proceso activo y no pasivo por el paso de los años o del tiempo. Otra forma que tiene el cerebro de borrar memoria es mediante la generación de nuevas neuronas. Cuando el hipocampo genera nuevas neuronas, las memorias adquiridas más recientemente son mejor retenidas y recordadas, mientras que las memorias más antiguas son más difíciles de recordar.
El cerebro ha sido un centro de atracción e interés desde los inicios de la historia de la biomedicina. El mismo Galeno identificó al cerebro como el sitio de localización del alma racional. Desde allí, y a través de los nervios, decía Galeno que el alma racional llegaba a los diferentes órganos. Herófilo de Calcedonia (335 A.C. 280 A.C.) estableció que la inteligencia no residía en el corazón sino en el cerebro. En el incendio de la biblioteca de Alejandría, desaparecieron los escritos de Herófilo.
Todavía hoy estamos empezando a conocer que necesitamos borrar recuerdos para aprender y almacenar otros. Alrededor del año 70 decía el historiador griego Plutarco que el cerebro no es un vaso para llenar sino una lámpara para encender.-
Dr. Antonio López Farré
La memoria es una parte vital de nuestra existencia. Necesitamos aprender y recordar para relacionamos con los demás. También a través de la memoria vamos creando nuestra personalidad.
Hay muchas causas que nos pueden hacer perder memoria. Así, cualquier situación que provoque una contracción u obstrucción de las arterias que llevan la sangre al cerebro pueden ser causa de pérdida de memoria. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares como diabetes, hipertensión o colesterol alto pueden provocar perdidas transitorias de memoria. El tabaco y el consumo elevado de alcohol puede reducir la memoria. También el estrés es otro factor importante que afecta a nuestra memoria. Si el estrés se convierte en crónico, todos los días tenemos más de lo necesario, hay una descompensación en el cerebro y se afecta la memoria.
Una forma fácil de explicar como se almacena nuestra memoria es pensar en una biblioteca. La biblioteca sería la memoria que estaría formada por tomos de una enciclopedia. Cada recuerdo tendría un lugar dentro de los tomos. Cada uno de nosotros clasificaríamos esos recuerdos en tomos probablemente diferentes a como lo hace otra persona aunque los hubiéramos vivido con ella exactamente igual. Por ello, la forma en que los recuerdos se ubican y clasifican son personales.
El sueño tiene también una función muy importante en establecer y consolidar nuestra memoria. Se ha demostrado que durante el sueño se ayuda a grabar el proceso de aprendizaje que hemos tenido durante la vigilia. Se ha llegado a esta conclusión porque en diferentes experimentos se observó que las mismas zonas del cerebro que se estimulan durante un proceso de aprendizaje, se volvían a estimular durante el sueño.
Unos científicos noruegos, describieron que los recuerdos vienen en paquetes separados de 125 milisegundos, o lo que es lo mismo podemos recuperar ocho recuerdos distintos por segundo. Estos científicos decían que: “Cuando uno se siente un poco confundido, eso ocurre porque varios paquetes de recuerdos compiten en el cerebro unos contra otros". Esto también puede tener su implicación en la existencia de una memoria asociativa. De hecho, la memoria humana se basa principalmente en las asociaciones. Cuando intentamos recuperar una información, una cosa nos recuerda otra relacionada y esta a una tercera y así sucesivamente.
El olvido también es un mecanismo de aprendizaje del cerebro. Hay muchos estudios que apoyan la idea que la memoria tiene que borrar recuerdos para almacenar otros nuevos. Incluso recientemente se ha identificado una proteína que en realidad es una enzima que borra recuerdos. Esta enzima se denomina Rac. Por lo tanto, la acción de borrar los recuerdos sería un proceso activo y no pasivo por el paso de los años o del tiempo. Otra forma que tiene el cerebro de borrar memoria es mediante la generación de nuevas neuronas. Cuando el hipocampo genera nuevas neuronas, las memorias adquiridas más recientemente son mejor retenidas y recordadas, mientras que las memorias más antiguas son más difíciles de recordar.
El cerebro ha sido un centro de atracción e interés desde los inicios de la historia de la biomedicina. El mismo Galeno identificó al cerebro como el sitio de localización del alma racional. Desde allí, y a través de los nervios, decía Galeno que el alma racional llegaba a los diferentes órganos. Herófilo de Calcedonia (335 A.C. 280 A.C.) estableció que la inteligencia no residía en el corazón sino en el cerebro. En el incendio de la biblioteca de Alejandría, desaparecieron los escritos de Herófilo.
Todavía hoy estamos empezando a conocer que necesitamos borrar recuerdos para aprender y almacenar otros. Alrededor del año 70 decía el historiador griego Plutarco que el cerebro no es un vaso para llenar sino una lámpara para encender.-
Dr. Antonio López Farré
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