Preparar nuestro propio Alcohol en Gel

Con el rápido aumento de los casos de gripe A en la Argentina, la demanda de alcohol en gel creció a un ritmo mayor que la oferta. Como resultado, hay escasez de este producto en las farmacias y también en los supermercados.

¿La solución? Prepararlo en casa. Es fácil y sólo demanda unos 15 minutos.

En México, donde comenzó la pandemia y también se sufrió una faltante de productos para cuidar la higiene personal, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) elaboró las siguientes instrucciones -difundidas por CNN Expansión- para elaborar el gel antibacterial en forma casera.

Tomá nota:

Ingredientes necesarios:
-6 cucharadas o 90 ml de alcohol etílico (etanol al 72%) (se consigue en cualquier farmacia)
-3/4 de cucharadita de carbopol (a la venta en droguerías)
-1/4 de cucharadita de glicerina pura (se consigue en cualquier farmacia)
-1/4 de cucharadita de trietanolamina (a la venta en droguerías)

Utensilios:
-Tazón de vidrio con capacidad de 1 litro
-Colador de malla fina
-Flanera o recipiente chico de vidrio
-Batidor de alambre
-Envase de plástico con tapa a presión con capacidad de 100 ml.

Paso a paso:

Colocar el colador de malla fina sobre una flanera o recipiente chico de vidrio, verter el carbopol sobre el colador y deshacer los grumos con ayuda de una cucharita a fin de pulverizarlo completamente.

Verter el alcohol en el tazón y batir con fuerza mientras poco a poco se va agregando el carbopol pulverizado.

Agregar la glicerina mientras se bate con suavidad.

Cuando se haya disuelto por completo el carbopol y no se aprecien grumos, agregar la trietanolamina, mientras se continúa agitando suavemente. En ese momento se formará el gel.

Una vez listo, verter el alcohol en gel en la botella de plástico y tapar.

Cómo usarlo:

El alcohol en gel no reemplaza el lavado de manos. Lo idea es primero utilizar agua y jabón, frotando bien. Enseguida enjuaga, secar bien y aplicar el gel.

Si estás en la calle y no podés lavarte las manos, aplicalo sobre una palma y luego frotá cubriendo ambas palmas y los dedos. Dejá que se seque sin agitar las manos ni secarlas con nada.

Por supuesto, hay que repetir esta operación varias veces al día.

Para la conservación del gel antibacterial, la Profeco recomienda mantenerlo en un lugar fresco y seco, de modo de evitar la evaporación del alcohol que es el ingrediente germicida.-

Edad no determina el declive sexual

Un estudio, de la Universidad de Chicago, entre más de 3 mil hombres y mujeres de 57 a 85 años indica que la caída está más relacionada con el estrés acumulado. Para los especialistas, la vejez tiene una sexualidad propia. El mayor problema, dicen, sigue siendo el prejuicio.

"Y así llega la vejez, y con ella la tristeza de la decadencia física y del apartamiento forzoso de la vida activa de los sexos...", escribía Gregorio Marañón en "Tres ensayos sobre la vida sexual", en los años '40. Pasó mucho tiempo desde entonces. Y hoy, superados tantos tabúes, sabemos que el paso de los años no necesariamente descalifica para la vida sexual. Se entiende: con algunas limitaciones que las arrugas traen, más allá del tan promocionado Viagra que también usan los jóvenes. Los adultos mayores tienen una sexualidad propia, alejada de la genitalidad -una impronta típica de Occidente- y más cercana al erotismo, a la sensualidad. Un cuadro que para nada atrae (más bien repele), a los más jóvenes, quienes prefieren seguir viendo a sus mayores como seres asexuados. Internet, tan plagada de sexo hasta en sus peores variantes, ofrece poco sobre sexo en la vejez. Nada más lejos de la realidad, nada más viejo.

Con una mano en el corazón: ¿Quién se imagina a una persona de 80 años teniendo sexo con otra? ¿Y masturbándose? ¿Quién cree que esto es posible? Hagan correr la pregunta a los que tienen alrededor, ahora mismo. A jóvenes, a adultos, a los adolescentes. A ver qué respuesta obtienen. Esta mirada pesa y determina a muchos viejos que colgaron los botines y viejas que bajaron la persiana. Pero no es así. La edad no determina el fin de la sexualidad.

En los Estados Unidos se acaba de publicar un estudio que habla de este tema y da largo pie para seguir hablando. El Departamento de Sociología e Investigación de la Población de la Universidad de Chicago encaró un estudio epidemiológico, entrevistas a 1.550 mujeres y 1.455 hombres de entre 57 y 85 años. Una de sus principales conclusiones es que "los problemas sexuales no son una inevitable consecuencia de la edad", sino el producto de otras cosas, las que estresan a los seres humanos más allá de la edad que tengan.

Dice el trabajo, publicado por la Sociedad Internacional de Medicina Sexual, al que accedió Clarín gracias al investigador Edward Laumann: "El incremento de la edad biológica no resulta en mayores problemas sexuales para cada género, con la sola excepción de las erecciones en los hombres y problemas de orgasmo, que se incrementan marcadamente con la edad. En cambio, en hombres con eyaculación precoz, la prevalencia parece declinar con la edad".

Así cualquiera, estará diciendo el lector o lectora que vincula de manera única a sexualidad con genitalidad. Entonces, lo primero es definir sexualidad ¿en la vejez? "Cuando se habla de sexualidad en la vejez no se habla de genitalidad ni de performance sexual. Lo que sabemos es que en la vejez podemos disfrutar o padecer nuestras virtudes o limitaciones. La vejez tiene una sexualidad que le es propia y que no es uniforme porque no todos los viejos llegan a su vejez con sus parejas, no todos llegan con sus parejas de la misma forma y no todos envejecen igual. Pero si es cierto que se constituye un espacio de sensualidad que le es propio a la vejez y que no cesa hasta la muerte", dice el especialista Sergio Czerwonko, director del Curso de Postgrado en Psicogeriatria y Gerontopsiquiatria de la Asociacion Alzheimer de Argentina.

El doctor Czerwonko es de los que abreva en clásicos como La Vejez, de Simone de Beauvoir, para abordar este tema. Los papers de investigadores le dan como frío. Una "sensación de recorte" de la temática, dice.

Pero lo interesante del trabajo realizado por los universitarios de Chicago, destaca, es que termina concluyendo que los médicos que tratan a los "older adults" (adultos mayores) deben tomar en cuenta no sólo su salud física, sino también su salud psicosocial y la satisfacción que consiguen en sus relaciones intimas. Un llamado a ver que no todos los problemas se solucionan con pastillas.

A cierta distancia, Ricardo Iacub, en su libro "Erótica y vejez" decide hablar de erotismo antes que de sexualidad o de capacidades o discapacidades físicas. "Si el vigor es esencial en un hombre, en la mujer lo principal es el atractivo", describe el pensamiento occidental antes de pasar a la descripción que la estadounidense Susan Sontag hizo del cuerpo de una mujer vieja: "El envejecimiento es un proceso que consiste en volverse obscena sexualmente por los senos fofos, el cuello arrugado, las manos manchadas, el cabello afinado, el torso sin cintura y las piernas con várices...".

Iacub saluda que el estudio de la Universidad de Chicago pregunte por sexo oral, masturbación, y otras cuestiones sexuales que se suponen vedadas en la vejez. "Desde el punto de vista cultural, deberían ser tomados como una minoría sexual, y se piensa esto porque a la gente no le gustan los viejos y niega cualquier tipo de erótica diferenciada. Las mujeres dejan de ser eróticas por una cuestión estética en esta sexualidad pobre de Occidente, basada en el rito genital. Pero como toda minoría, tiene una posibilidad de goce sexual distinto".

La generación que hoy está en la vejez creció con los parámetros de la década del 40 del siglo pasado, y antes también. "Es una generación bisagra, que vivió dos terceras partes del siglo XX. Y los prejuicios les hicieron mucho daño. Escucharon por ejemplo que la menstruación era una enfermedad, que si se masturbaban podían volverse locos. Crecieron con el ideal de mujer decente, recatada... Se cree que pierden el deseo, que son incapaces de sentir placer", dice Virginia Viguera, psiquiatra, directora de la revista Tiempo y docente en Programas de Educación Permanente de Adultos Mayores de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Y concluye: "El peor de los prejuicios es pensar que uno se vuelve asexuado con el paso de los años. No es así: somos sexuados hasta el último día".

El ejercicio y la educación mantienen la agudeza en la vejez

Un estudio encuentra que un estilo de vida sano y activo protege contra el declive mental.
Si desea que su mente siga aguda a los 90, esto es lo que tiene que hacer.

Haga ejercicio moderado o vigoroso al menos una vez a la semana, viva con alguien, evite fumar y siga haciendo de voluntario o trabajando a los 70 y los 80.

Un estudio reciente muestra que los adultos mayores que tienen una educación al menos secundaria y un nivel educativo equivalente al de noveno grado que se adherían a ese estilo de vida eran más propensos a mantener su aptitud mental que los que no lo hacían.

"La moraleja del estudio es que se puede mantener la función cognitiva en la etapa avanzada de la vida", afirmó la autora del estudio Alexandra Fiocco, becaria postdoctoral de la Universidad de California, en San Francisco. "La gente teme experimentar declive cognitivo con la vejez. Pero no le pasa a todos".

El estudio aparece en la edición del 9 de junio de la revista Neurology.

Investigadores examinaron a unos 2,500 hombres y mujeres de 70 a 79 años de edad que vivían en Memphis, Tennessee, o Pittsburgh, Pensilvania. Todos participaban en el estudio de Salud, Vejez y Composición Corporal.

Las habilidades cognitivas se evaluaron cuatro veces durante el estudio de ocho años de duración: al inicio, y a los tres, cinco y ocho años.

Con el paso del tiempo, muchos de los participantes mostraron un declive en la función cognitiva. Alrededor del 53 por ciento experimentó un declive cognitivo menor, y 16 por ciento mostró un declive cognitivo importante.

Pero alrededor del treinta por ciento de los participantes no mostraron declive cognitivo, y unos pocos incluso mejoraron sus calificaciones en las pruebas cognitivas.

Entonces, ¿qué separaba a los que experimentaban declive cognitivo de los que permanecieron agudos?

Los mayores que se ejercitaban entre moderada y vigorosamente al menos una vez a la semana tenían treinta por ciento más probabilidades de conservar su función cognitiva que aquellos que no se ejercitaban con tanta frecuencia, según el estudio.

Los que poseían una educación al menos de secundaria tenían casi tres veces más probabilidades de mantenerse agudos que los que tenían menos educación, mientras que los adultos mayores que tenían un nivel de conocimientos generales de noveno grado o superior tenían eran casi cinco veces más propensos a evitar el declive mental que los que tenían niveles menores de conocimientos generales.

Los que no fumaban tenían casi el doble de probabilidades de mantenerse agudos que los fumadores.

Y los adultos mayores que seguían trabajando o haciendo voluntariado tenían 24 por ciento más probabilidades de conservar la función cognitiva, al igual que las personas que no vivían solas.

"Hasta hoy en día, la mayoría de investigaciones anteriores se han enfocado en factores que ponen a la gente en riesgo de perder sus habilidades cognitivas con el tiempo, pero se sabe mucho menos sobre los factores que les ayudan a conservar tales habilidades", apuntó Fiocco.

La hipertensión y la diabetes mostraron poco impacto sobre las capacidades cognitivas.

El Dr. John Hart Jr., profesor de ciencias conductuales y del cerebro y neurología en la Universidad de Dallas, en Texas, dijo que los pacientes con frecuencia desean saber exactamente qué deben hacer para evitar los problemas asociados con el envejecimiento.

Hart señaló que nadie realmente sabe exactamente cuál es la receta. Pero estudio como este arrojan luz sobre los factores del estilo de vida que separan a los que experimentan un envejecimiento saludable de los que no lo hacen.

"Son estudios emocionantes que nos acercan cada vez más a encontrar lo que se necesita hacer para tener una vejez sana", apuntó.

Para las personas que buscan mejorar su condición cognitiva, Hart aseguró que no hay ningún producto del mercado o tipo de ejercicio mental que se haya demostrado sea más beneficioso que los demás.

En vez de eso, haga una actividad nueva, ofrézcase voluntario, pruebe cosas nuevas para desafiar el cerebro, sugirió.

"Siempre se reduce a comer sano, hacer ejercicio, cuidarse", señaló Hart. "Permanezca activo física y mentalmente, y aumentará las probabilidades de una vejez exitosa".
Jennifer Thomas