Es triste ver que muchas personas de generaciones más jóvenes no
parecen mostrar respeto hacia la gente mayor. No es que se les falte el
respeto de forma insultante, pero al ignorar sus opiniones o no tomarlos
en serio se les quita valor en nuestra sociedad. No siempre ha
sido así. De hecho, muchas culturas asiáticas y africanas tienden a
reverenciar a los ancianos debido a la profundidad de su experiencia de
vida y sabiduría. Esto contrasta con algunas culturas occidentales,
donde lo de la vejez se ve como algo malo. El joven de esta historia
que se ha viralizado en las redes sociales está a punto de aprender una
lección sobre el respeto a sus mayores.
Esta es la historia:
Un viejo doctor estaba muy aburrido luego de haberse jubilado así que
decidió abrir un nuevo centro clínico. Puso un letrero afuera que decía:
“Doctor Martínez. Obtén tu tratamiento por 500 dólares y si no te curas
recibirás 1000 dólares a cambio”. Justo en el barrio estaba el Doctor
Lozano, un joven médico que creía que este “vejete” poco podía saber de
medicina así que decidió ir a ganarse los 1000 dólares de recompensa y
fue a visitarlo.
Entonces esto sucedió:
Doctor Lozano: “Doctor Martínez, he perdido todo el gusto de mi boca. ¿Me podría ayudar?”.
Doctor Martínez: “Enfermera, por favor traiga la medicina de la caja 22 y le da tres gotitas en la boca del señor”.
Doctor Lozano: “¡Puaj! ¡Pero si esto es gasolina!”.
Doctor Martínez: “¡Felicitaciones! Usted ha recuperado el gusto. Son 500 dólares”.
El doctor Lozano se retiró muy enojado por el truco de su anciano colega
y decidió volver un par de días después para recuperar su dinero.
Doctor Lozano: “He perdido mi memoria. No recuerdo nada”.
Doctor Martínez: “Enfermera, por favor traiga la medicina de la caja 22 y le da tres gotitas en la boca del paciente”.
Doctor Lozano: “¡Bah! ¡No lo haga! Eso es gasolina”.
Doctor Martínez: “¡Felicitaciones! Veo que ha recuperado su memoria. Son 500 dólares por favor”.
Nuevamente el doctor Lozano se fue muy enfadado de la consulta de
Martínez habiendo perdido mil dólares. Pero era tan terco que decidió
volver una semana después para recuperar todo su dinero.
Doctor Lozano: “Mi vista se ha tornado muy débil. ¡Con suerte puedo ver un poco!”
Doctor Martínez: “Lo siento, pero para eso no tengo ninguna medicina.
Así que aquí tiene sus 1000 dólares de vuelta (le entrega en vez un
billete de 10 dólares).
Doctor Lozano: “¡Pero esto son sólo 10 dólares!”
Doctor Martínez: “¡Felicitaciones! Ha recuperado su vista. Son 500 dólares”.
Moraleja de la historia: no porque seas joven significa que podrás engañar a un viejo.
Hallan un método para borrar malos recuerdos
¿Quién dice que los recuerdos de experiencias desagradables permanecen
en el cerebro durante toda la vida?
Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) han descubierto que eliminando proteínas de cierta zona del cerebro desaparecen los recuerdos negativos. "Nuestro estudio describe los mecanismos moleculares involucrados en la memoria de miedo y la posibilidad de manipular esos mecanismos con fármacos para tratar problemas como el trastorno por estrés post-traumático", explica el neurocientífico Richard L. Huganir, coautor del trabajo.
En sus experimentos, Huganir y sus colegas produjeron un trauma en ratones aplicándoles una descarga eléctrica a la vez que hacían sonar un ruido específico. Tras la experiencia, los ratones reaccionaban quedando inmóviles con sólo escuchar el tono. En los circuitos nerviosos de la amígdala -la parte del cerebro relacionada con el miedo-, los científicos detectaron que se había producido un aumento en la actividad de ciertas células nerviosas. Y examinando las proteínas antes y después de la exposición al sonido en la zona, identificaron que ciertas proteínas llamadas AMPARs estaban relacionadas con el recuerdo que causaba miedo a los roedores. Al eliminarlas, se borraba también el recuerdo asociado al trauma.
"La posibilidad de borrar recuerdos puede sonar a ciencia ficción", admite Huganir, que sin embargo está convencido de que dentro de poco se podrán utilizar sus hallazgos para ayudar a soldados que han vuelto de la guerra, a personas han sido víctimas de un rapto o a individuos que han sufrido alguna experiencia traumática.-
Extracto Revista Muy Interesante.
Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) han descubierto que eliminando proteínas de cierta zona del cerebro desaparecen los recuerdos negativos. "Nuestro estudio describe los mecanismos moleculares involucrados en la memoria de miedo y la posibilidad de manipular esos mecanismos con fármacos para tratar problemas como el trastorno por estrés post-traumático", explica el neurocientífico Richard L. Huganir, coautor del trabajo.
En sus experimentos, Huganir y sus colegas produjeron un trauma en ratones aplicándoles una descarga eléctrica a la vez que hacían sonar un ruido específico. Tras la experiencia, los ratones reaccionaban quedando inmóviles con sólo escuchar el tono. En los circuitos nerviosos de la amígdala -la parte del cerebro relacionada con el miedo-, los científicos detectaron que se había producido un aumento en la actividad de ciertas células nerviosas. Y examinando las proteínas antes y después de la exposición al sonido en la zona, identificaron que ciertas proteínas llamadas AMPARs estaban relacionadas con el recuerdo que causaba miedo a los roedores. Al eliminarlas, se borraba también el recuerdo asociado al trauma.
"La posibilidad de borrar recuerdos puede sonar a ciencia ficción", admite Huganir, que sin embargo está convencido de que dentro de poco se podrán utilizar sus hallazgos para ayudar a soldados que han vuelto de la guerra, a personas han sido víctimas de un rapto o a individuos que han sufrido alguna experiencia traumática.-
Extracto Revista Muy Interesante.
El cerebro borra recuerdos para mantener la memoria
Científicos noruegos, describieron que los recuerdos vienen en paquetes separados de 125 milisegundos, o lo que es lo mismo podemos recuperar ocho recuerdos distintos por segundo.
Seguramente que todos ustedes alguna vez se han preguntado por qué me acuerdo de cosas que han pasado hace algún tiempo, incluso años, y no somos capaces de recordar cosas que pasaron ayer o incluso hace solamente unas horas. Aunque es evidente que la edad afecta a nuestra capacidad en el recuerdo, también personas jóvenes pierden memoria.
La memoria es una parte vital de nuestra existencia. Necesitamos aprender y recordar para relacionamos con los demás. También a través de la memoria vamos creando nuestra personalidad.
Hay muchas causas que nos pueden hacer perder memoria. Así, cualquier situación que provoque una contracción u obstrucción de las arterias que llevan la sangre al cerebro pueden ser causa de pérdida de memoria. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares como diabetes, hipertensión o colesterol alto pueden provocar perdidas transitorias de memoria. El tabaco y el consumo elevado de alcohol puede reducir la memoria. También el estrés es otro factor importante que afecta a nuestra memoria. Si el estrés se convierte en crónico, todos los días tenemos más de lo necesario, hay una descompensación en el cerebro y se afecta la memoria.
La memoria se suele clasificar según su
alcance en el tiempo. Tenemos por ello una memoria denominada memoria a
corto plazo, memoria a mediano plazo y memoria a largo plazo. Estas tres
memorias posiblemente no se almacenen en las mimas zonas del cerebro. En este sentido, la memoria más reciente parece que se almacena en una zona del cerebro denominada hipocampo. No está claro no obstante donde se almacena la memoria a largo plazo aunque experimentos relativamente recientes han localizado un punto de almacenaje en una zona denominada cíngulo anterior.
Una forma fácil de explicar como se almacena nuestra memoria es pensar en una biblioteca. La biblioteca sería la memoria que estaría formada por tomos de una enciclopedia. Cada recuerdo tendría un lugar dentro de los tomos. Cada uno de nosotros clasificaríamos esos recuerdos en tomos probablemente diferentes a como lo hace otra persona aunque los hubiéramos vivido con ella exactamente igual. Por ello, la forma en que los recuerdos se ubican y clasifican son personales.
El sueño tiene también una función muy importante en establecer y consolidar nuestra memoria. Se ha demostrado que durante el sueño se ayuda a grabar el proceso de aprendizaje que hemos tenido durante la vigilia. Se ha llegado a esta conclusión porque en diferentes experimentos se observó que las mismas zonas del cerebro que se estimulan durante un proceso de aprendizaje, se volvían a estimular durante el sueño.
Unos científicos noruegos, describieron que los recuerdos vienen en paquetes separados de 125 milisegundos, o lo que es lo mismo podemos recuperar ocho recuerdos distintos por segundo. Estos científicos decían que: “Cuando uno se siente un poco confundido, eso ocurre porque varios paquetes de recuerdos compiten en el cerebro unos contra otros". Esto también puede tener su implicación en la existencia de una memoria asociativa. De hecho, la memoria humana se basa principalmente en las asociaciones. Cuando intentamos recuperar una información, una cosa nos recuerda otra relacionada y esta a una tercera y así sucesivamente.
El olvido también es un mecanismo de aprendizaje del cerebro. Hay muchos estudios que apoyan la idea que la memoria tiene que borrar recuerdos para almacenar otros nuevos. Incluso recientemente se ha identificado una proteína que en realidad es una enzima que borra recuerdos. Esta enzima se denomina Rac. Por lo tanto, la acción de borrar los recuerdos sería un proceso activo y no pasivo por el paso de los años o del tiempo. Otra forma que tiene el cerebro de borrar memoria es mediante la generación de nuevas neuronas. Cuando el hipocampo genera nuevas neuronas, las memorias adquiridas más recientemente son mejor retenidas y recordadas, mientras que las memorias más antiguas son más difíciles de recordar.
El cerebro ha sido un centro de atracción e interés desde los inicios de la historia de la biomedicina. El mismo Galeno identificó al cerebro como el sitio de localización del alma racional. Desde allí, y a través de los nervios, decía Galeno que el alma racional llegaba a los diferentes órganos. Herófilo de Calcedonia (335 A.C. 280 A.C.) estableció que la inteligencia no residía en el corazón sino en el cerebro. En el incendio de la biblioteca de Alejandría, desaparecieron los escritos de Herófilo.
Todavía hoy estamos empezando a conocer que necesitamos borrar recuerdos para aprender y almacenar otros. Alrededor del año 70 decía el historiador griego Plutarco que el cerebro no es un vaso para llenar sino una lámpara para encender.-
Dr. Antonio López Farré
La memoria es una parte vital de nuestra existencia. Necesitamos aprender y recordar para relacionamos con los demás. También a través de la memoria vamos creando nuestra personalidad.
Hay muchas causas que nos pueden hacer perder memoria. Así, cualquier situación que provoque una contracción u obstrucción de las arterias que llevan la sangre al cerebro pueden ser causa de pérdida de memoria. Por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares como diabetes, hipertensión o colesterol alto pueden provocar perdidas transitorias de memoria. El tabaco y el consumo elevado de alcohol puede reducir la memoria. También el estrés es otro factor importante que afecta a nuestra memoria. Si el estrés se convierte en crónico, todos los días tenemos más de lo necesario, hay una descompensación en el cerebro y se afecta la memoria.
Una forma fácil de explicar como se almacena nuestra memoria es pensar en una biblioteca. La biblioteca sería la memoria que estaría formada por tomos de una enciclopedia. Cada recuerdo tendría un lugar dentro de los tomos. Cada uno de nosotros clasificaríamos esos recuerdos en tomos probablemente diferentes a como lo hace otra persona aunque los hubiéramos vivido con ella exactamente igual. Por ello, la forma en que los recuerdos se ubican y clasifican son personales.
El sueño tiene también una función muy importante en establecer y consolidar nuestra memoria. Se ha demostrado que durante el sueño se ayuda a grabar el proceso de aprendizaje que hemos tenido durante la vigilia. Se ha llegado a esta conclusión porque en diferentes experimentos se observó que las mismas zonas del cerebro que se estimulan durante un proceso de aprendizaje, se volvían a estimular durante el sueño.
Unos científicos noruegos, describieron que los recuerdos vienen en paquetes separados de 125 milisegundos, o lo que es lo mismo podemos recuperar ocho recuerdos distintos por segundo. Estos científicos decían que: “Cuando uno se siente un poco confundido, eso ocurre porque varios paquetes de recuerdos compiten en el cerebro unos contra otros". Esto también puede tener su implicación en la existencia de una memoria asociativa. De hecho, la memoria humana se basa principalmente en las asociaciones. Cuando intentamos recuperar una información, una cosa nos recuerda otra relacionada y esta a una tercera y así sucesivamente.
El olvido también es un mecanismo de aprendizaje del cerebro. Hay muchos estudios que apoyan la idea que la memoria tiene que borrar recuerdos para almacenar otros nuevos. Incluso recientemente se ha identificado una proteína que en realidad es una enzima que borra recuerdos. Esta enzima se denomina Rac. Por lo tanto, la acción de borrar los recuerdos sería un proceso activo y no pasivo por el paso de los años o del tiempo. Otra forma que tiene el cerebro de borrar memoria es mediante la generación de nuevas neuronas. Cuando el hipocampo genera nuevas neuronas, las memorias adquiridas más recientemente son mejor retenidas y recordadas, mientras que las memorias más antiguas son más difíciles de recordar.
El cerebro ha sido un centro de atracción e interés desde los inicios de la historia de la biomedicina. El mismo Galeno identificó al cerebro como el sitio de localización del alma racional. Desde allí, y a través de los nervios, decía Galeno que el alma racional llegaba a los diferentes órganos. Herófilo de Calcedonia (335 A.C. 280 A.C.) estableció que la inteligencia no residía en el corazón sino en el cerebro. En el incendio de la biblioteca de Alejandría, desaparecieron los escritos de Herófilo.
Todavía hoy estamos empezando a conocer que necesitamos borrar recuerdos para aprender y almacenar otros. Alrededor del año 70 decía el historiador griego Plutarco que el cerebro no es un vaso para llenar sino una lámpara para encender.-
Dr. Antonio López Farré
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La gente quejosa también afecta tu cerebro.
Aunque tú no te quejes, si escuchas constantemente a otros quejarse de
absolutamente todo, tu cerebro puede dañarse. Ellos no buscan nunca una
solución sino conducirte a su misma indignación.
Trevor Blake aborda en su libro “Tres pasos simples: Un mapa del éxito en los negocios y la vida” sobre cómo los neurocientíficos han podido medir la actividad cerebral cuando la persona está motivada o sometida a largas sesiones de quejas.
Así como el fumador pasivo opta, para salvaguardar su salud, por distanciarse del humo el optimista debe alejarse del quejoso para salvaguardar su cerebro.
2. Pídele a tu compañero que solucione el problema que lo aqueja.
Si no puedes alejarte del quejoso, puedes intentar pedirle que solucione el problema que lo perturba, según Blake. Esta técnica no siempre funciona pero debes probarlo.
3. Pon tu escudo
Otra estrategia que puedes poner en práctica consiste en intentar aplicar técnicas mentales que te permitan quedar bloqueado de las quejas y así del potencial daño. En el artículo se cita para ejemplificar lo dicho en el caso del golfista fallecido, Seve Ballesteros, que cuando debió enfrentar a Jack Nicklaus y para escapar a los gritos de la multitud, se imaginó que una gran campana bajaba del cielo para protegerlo.
También, mientras alguien alrededor tuyo se esté quejando, puedes mentalmente trasladarte hasta un lugar soñado tal como una playa paradisíaca o donde fuera.-
Los estudios demuestran exponerse unos 30 minutos a un contexto negativo genera que las neuronas se desprendan del hipocampo del cerebro
que es el que sirve para resolver problemas, según se publica en un
artículo en el sitio web Inc.com. Por eso, aseguran que escuchar quejas
constantes termina perjudicando tu cerebro.
Trevor Blake aborda en su libro “Tres pasos simples: Un mapa del éxito en los negocios y la vida” sobre cómo los neurocientíficos han podido medir la actividad cerebral cuando la persona está motivada o sometida a largas sesiones de quejas.
¿Cómo alejarte de las quejas?
1. Mantén cierta distancia con las personas que siempre se están quejando.
1. Mantén cierta distancia con las personas que siempre se están quejando.
Así como el fumador pasivo opta, para salvaguardar su salud, por distanciarse del humo el optimista debe alejarse del quejoso para salvaguardar su cerebro.
2. Pídele a tu compañero que solucione el problema que lo aqueja.
Si no puedes alejarte del quejoso, puedes intentar pedirle que solucione el problema que lo perturba, según Blake. Esta técnica no siempre funciona pero debes probarlo.
3. Pon tu escudo
Otra estrategia que puedes poner en práctica consiste en intentar aplicar técnicas mentales que te permitan quedar bloqueado de las quejas y así del potencial daño. En el artículo se cita para ejemplificar lo dicho en el caso del golfista fallecido, Seve Ballesteros, que cuando debió enfrentar a Jack Nicklaus y para escapar a los gritos de la multitud, se imaginó que una gran campana bajaba del cielo para protegerlo.
También, mientras alguien alrededor tuyo se esté quejando, puedes mentalmente trasladarte hasta un lugar soñado tal como una playa paradisíaca o donde fuera.-
Las quejas afectan nuestro cerebro.
“Había sido un hombre que se deleitaba con lo espantosa que era su vida, y prefería quejarse a cambiarla”. -John Katzenbach-
Un amigo se encuentra con otro. En cinco minutos el primero queda agobiado y sin palabras al escuchar las quejas de su interlocutor. Quejas relacionadas con sus padres, con su hermano, con la falta de empleo, la ausencia de una pareja, del pésimo servicio de salud, de la falta de conciencia de sus vecinos y de las medidas arbitrarias que toma el gobierno.
Hay situaciones en la vida que sin lugar a dudas ameritan quejarse, como una reacción natural para liberar tensiones acumuladas por el evento en sí. La pérdida de un familiar cercano, el quedarse sin empleo por un recorte de personal, un divorcio o una enfermedad grave, son experiencias dolorosas por las que una queja puede despertar nuestra empatía.
Sin embargo, algunas personas hacen de las quejas su pan de cada día. Además, piensan que todas las “buenas personas” del mundo están obligadas a escuchar una y otra vez esos lamentos, porque de lo contrario probarían que son insensibles o egoístas.
Las quejas contemporáneas
Vivir en la época actual no es sencillo. Nos encontramos permanentemente bombardeados por noticias, en su mayoría dolorosas o preocupantes. Adicionalmente debemos tolerar jefes malhumorados o compañeros alterados, eso sin contar las problemáticas personales a las que estamos expuestos, como pueden ser las pérdidas, las enfermedades y un combo espectacular de situaciones que por momentos llegan a ser asfixiantes.
Frente a semejante panorama, por lo general, tenemos dos opciones: Analizar cada situación y buscar la salida más apropiada o resistirmos y adoptar la posición de la queja. Lo preocupante de esta segunda opción es que se convierta en un hábito, que nos limite en nuestras potencialidades y genere una actitud negativa en quienes nos rodean.
Podríamos pensar que quejarse es una especie de catarsis frente a las presiones y puede que por momentos cumpla con esa función. Sin embargo, la queja puede convertirse, sin que lo notemos, en una costumbre que repetimos como un círculo vicioso y que con el tiempo se tornará en la respuesta automática frente a las dificultades.
Consecuencias en nuestro cerebro
Según investigaciones adelantadas por varios neurocientíficos, de la frecuencia e intensidad emocional con la que nos quejemos dependerá que nuestro cerebro sufra cambios significativos. Esto se debe a que durante esta condición de frustración e impotencia constantes, el cerebro libera hormonas como noradrenalina, cortisol y adrenalina que terminan por alterar el funcionamiento normal de este órgano.
Algunos científicos afirman, incluso, que estar expuestos de manera reiterativa a la queja, deteriora o elimina las conexiones neuronales presentes en el hipocampo de nuestro cerebro. Esa es precisamente la zona encargada de encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan.
La insistencia en la queja es una forma de condicionarnos negativamente, que genera rechazo en los demás y termina por deteriorar nuestras relaciones familiares, de pareja o laborales. Es una condición de dependencia y por tanto de inmadurez y de pasividad frente a los problemas.
¿Qué podemos hacer?
Las cosas difícilmente serán lo que nosotros queremos que sean, entonces, ¿por qué frustrarse y amargarse por lo que no cambiará, porque escapa a nuestro control? ¿No sería más razonable tener una actitud más flexible y asumir un comportamiento más adaptable, que nos permita tener mejores opciones en nuestra vida?
La energía que utilizamos en quejarnos es la que necesitamos para superar la adversidad. Modificar este tipo de conductas siempre será una opción. Es cierto que frente a ciertas situaciones es sano reclamar, es un derecho del que debemos hacer uso porque también forma parte de nuestras alternativas y fortalece nuestra autoestima.
Para superar este hábito tan desgastante de quejarse, es importante empezar por analizar los problemas con cabeza fría y evaluar ¿qué podemos hacer, cómo y cuándo? Aprender a interpretar las cosas de manera diferente, menos autodestructiva y más propositiva. No pretendamos cambiar el mundo de los demás, hagamos un esfuerzo por mejorar el nuestro.
Para tenerlo presente
Hay situaciones en las que la queja se convierte en una estrategia consciente o inconsciente de manipulación. El infractor experimenta culpa y la forma de disfrazar dicha culpa es despertando en el otro sentimientos de compasión o de solidaridad, para no tener que enfrentar con responsabilidad las consecuencias de sus actos.
La queja es un estado de malestar que tiende a perpetuarse, una condición que produce sufrimiento, pero al mismo tiempo un goce negativo. Esa dudosa satisfacción puede ser desplazada con ayuda terapéutica, que permite transformarla en goce positivo, es decir, deseo actuante, para superar ese estado de pasividad frente a la vida.-
Un amigo se encuentra con otro. En cinco minutos el primero queda agobiado y sin palabras al escuchar las quejas de su interlocutor. Quejas relacionadas con sus padres, con su hermano, con la falta de empleo, la ausencia de una pareja, del pésimo servicio de salud, de la falta de conciencia de sus vecinos y de las medidas arbitrarias que toma el gobierno.
Hay situaciones en la vida que sin lugar a dudas ameritan quejarse, como una reacción natural para liberar tensiones acumuladas por el evento en sí. La pérdida de un familiar cercano, el quedarse sin empleo por un recorte de personal, un divorcio o una enfermedad grave, son experiencias dolorosas por las que una queja puede despertar nuestra empatía.
Sin embargo, algunas personas hacen de las quejas su pan de cada día. Además, piensan que todas las “buenas personas” del mundo están obligadas a escuchar una y otra vez esos lamentos, porque de lo contrario probarían que son insensibles o egoístas.
Las quejas contemporáneas
Vivir en la época actual no es sencillo. Nos encontramos permanentemente bombardeados por noticias, en su mayoría dolorosas o preocupantes. Adicionalmente debemos tolerar jefes malhumorados o compañeros alterados, eso sin contar las problemáticas personales a las que estamos expuestos, como pueden ser las pérdidas, las enfermedades y un combo espectacular de situaciones que por momentos llegan a ser asfixiantes.
Frente a semejante panorama, por lo general, tenemos dos opciones: Analizar cada situación y buscar la salida más apropiada o resistirmos y adoptar la posición de la queja. Lo preocupante de esta segunda opción es que se convierta en un hábito, que nos limite en nuestras potencialidades y genere una actitud negativa en quienes nos rodean.
Podríamos pensar que quejarse es una especie de catarsis frente a las presiones y puede que por momentos cumpla con esa función. Sin embargo, la queja puede convertirse, sin que lo notemos, en una costumbre que repetimos como un círculo vicioso y que con el tiempo se tornará en la respuesta automática frente a las dificultades.
Consecuencias en nuestro cerebro
Según investigaciones adelantadas por varios neurocientíficos, de la frecuencia e intensidad emocional con la que nos quejemos dependerá que nuestro cerebro sufra cambios significativos. Esto se debe a que durante esta condición de frustración e impotencia constantes, el cerebro libera hormonas como noradrenalina, cortisol y adrenalina que terminan por alterar el funcionamiento normal de este órgano.
Algunos científicos afirman, incluso, que estar expuestos de manera reiterativa a la queja, deteriora o elimina las conexiones neuronales presentes en el hipocampo de nuestro cerebro. Esa es precisamente la zona encargada de encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan.
La insistencia en la queja es una forma de condicionarnos negativamente, que genera rechazo en los demás y termina por deteriorar nuestras relaciones familiares, de pareja o laborales. Es una condición de dependencia y por tanto de inmadurez y de pasividad frente a los problemas.
¿Qué podemos hacer?
Las cosas difícilmente serán lo que nosotros queremos que sean, entonces, ¿por qué frustrarse y amargarse por lo que no cambiará, porque escapa a nuestro control? ¿No sería más razonable tener una actitud más flexible y asumir un comportamiento más adaptable, que nos permita tener mejores opciones en nuestra vida?
La energía que utilizamos en quejarnos es la que necesitamos para superar la adversidad. Modificar este tipo de conductas siempre será una opción. Es cierto que frente a ciertas situaciones es sano reclamar, es un derecho del que debemos hacer uso porque también forma parte de nuestras alternativas y fortalece nuestra autoestima.
Para superar este hábito tan desgastante de quejarse, es importante empezar por analizar los problemas con cabeza fría y evaluar ¿qué podemos hacer, cómo y cuándo? Aprender a interpretar las cosas de manera diferente, menos autodestructiva y más propositiva. No pretendamos cambiar el mundo de los demás, hagamos un esfuerzo por mejorar el nuestro.
Para tenerlo presente
Hay situaciones en las que la queja se convierte en una estrategia consciente o inconsciente de manipulación. El infractor experimenta culpa y la forma de disfrazar dicha culpa es despertando en el otro sentimientos de compasión o de solidaridad, para no tener que enfrentar con responsabilidad las consecuencias de sus actos.
La queja es un estado de malestar que tiende a perpetuarse, una condición que produce sufrimiento, pero al mismo tiempo un goce negativo. Esa dudosa satisfacción puede ser desplazada con ayuda terapéutica, que permite transformarla en goce positivo, es decir, deseo actuante, para superar ese estado de pasividad frente a la vida.-
Edith Sánchez - Escritora y periodista colombiana.
Viviendas para mayores del colectivo LGTB, en Los Ángeles.
Homosexuales y lesbianas mayores y los jóvenes sin techo del colectivo LGTB dispondrán de viviendas asequibles y servicios de apoyo especializados en la ciudad de Los Angeles.
Las viviendas estarán integradas dentro del complejo urbanístico Anita May Rosenstein Campus,
que prevé la construcción de 100 viviendas asequibles para personas
mayores, 35 pisos de apoyo para jóvenes, centros sociales, locales
comerciales y 350 plazas de aparcamiento. El centro dispondrá además de
100 camas para jóvenes sin techo y una gran cocina para alimentar a
personas sin hogar de cualquier edad.
Si bien las viviendas y servicios están
orientados específicamente a gais, lesbianas, bisexuales y trans,
también se dará apoyo a personas necesitadas que no se identifiquen con
este colectivo.
La creación de este espacio supone una ampliación de las actuales instalaciones del Centro LGBT de Los Angeles
y dará cabida a un nuevo centro de salud, para atender la creciente
demanda de servicios en esta materia: asistencia primaria, salud mental,
recuperación de adicciones, tratamientos y prevención de enfermedades
de transmisión sexual, entre otros.
El espacio ha sido diseñado por el equipo de arquitectos Leong Leon, con sede en Nueva York, en colaboración con la firma local KIllefer Flammang. El LGBT Center de
Los Angeles ha puesto en marcha una campaña de recaudación de fondos
para financiar el proyecto, que tiene un presupuesto de 40 millones de
dólares. Una parte de los fondos ya se ha conseguido gracias a las
donaciones de la Fundación Anita May Rosenstein (7 millones). Se estima que el centro podría estar acabado en 2019.
El futuro centro estará situado en North McCdden Place, muy cerca del Hollywood’s Circus Disco, una antigua discoteca gay reconvertida en refugio para la comunidad homosexual. El Circus Disco
vivió una época dorada en los años setenta y pronto será demolido.
Situado en un tramo industrial de Santa Mónica Boulevard, la discoteca
abrió sus puertas a las minorías homosexuales. En aquella época, la
mayor parte de clubes gais eran exclusivamente para hombres blancos, por
lo que un sector del colectivo se sentía excluido. Las mujeres
lesbianas, reacias a entrar en muchos locales gays de Los Ángeles,
también se daban cita en el Circus algunas noches.
Décadas más tarde, la carrera de Circus Disco
está llegando a su fin. El Ayuntamiento de Los Ángeles tiene previsto
construir condominios en el sitio del club, uno de los muchos nuevos
proyectos residenciales próximos a Hollywood.
Fuente y foto: Universo Gay (texto modificado), L.A.LGBT Center.
El chocolate evitaría pérdida de la memoria asociada a la edad
“Es un fruto, como de almendras, que venden molido y
tiénenlo en tanto que se trata por moneda en toda la tierra y con ella
se compran todas las cosas necesarias”.
Así presentaba Hernán Cortés el
cacao a Carlos I, a su regreso del entonces “Nuevo mundo” recién
descubierto por Colón. El nombre científico de esa venerada bebida
originariamente de sabor amargo es Theobroma cacao, que literalmente
significa alimento de los dioses. Las leyendas mayas y aztecas cuentan que fue un regalo divino a los “mortales”.
Un delicioso regalo que desde entonces ha gozado de buena fama y a partir de ahora la tendrá mejor aun. Las propiedades neuroprotectoras que se le han atribuido acaban de ser confirmadas por un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature Neuroscience.
Uno de sus componentes, la epicatequina, un flavonol con acción antioxidante, ha demostrado su eficacia para revertir las pérdidas de memoria normales asociadas a la edad. Esas que a partir de los cincuenta hacen más difícil localizar el coche en la playa del supermercado o que haya que poner más empeño en aprender cosas nuevas o recordar nombres.
Movidos por esa fama de protector del cerebro que rodea al cacao, los investigadores probaron una dieta rica en epicatequina (900 miligramos al día) durante tres meses en 37 voluntarios sanos con edades comprendidas entre 50 y 69 años. El ensayo, doble ciego, mostró una mejoría notable en la cognición equivalente a un rejuvenecimiento de 30 años,
aseguran los investigadores de la Universidad de Columbia. “Los
participantes que tenían una memoria típica de una persona de 60 años al
inicio del ensayo, después de tres meses de consumo de una bebida rica
en flavonoides del cacao mostraban una mejoría en su memoria que los
equiparaba a las personas de 30 o 40 años”, explica Scott A.Small,
director del Centro para Estudio de la Enfermedad de Alzheimer, que
lidera el trabajo.
Las pruebas
Tal afirmación se basa en los resultados obtenidos con dos pruebas complementarias. Por un lado, un test que
los investigadores han adaptado para medir específicamente la actividad
de un región concreta del hipocampo (el guardián de la memoria) que
previamente se había visto que se deterioraba con la edad en paralelo a
la dificultad para recordar: el giro dentado.
Con su investigación han conseguido la primera evidencia
directa de que el declive de la memoria asociado a la edad se debe a
cambios en esta región especifica del cerebro (el giro dentado del
hipocampo) y, lo que es más interesante, que este deterioro puede
revertirse con una intervención dietética.
Estudios previos con ratones, en agosto del año pasado, les
pusieron sobre la pista. En esa ocasión la investigación en la que
participaba Scott la dirigía el premio Nobel Eric Kandel, galardonado en el año 2000 precisamente por sus estudios sobre la memoria. Entonces encontraron una molécula implicada en la pérdida de memoria asociada a la edad, que además permitía confirmar de manera “irrefutable” que esos despistes frecuentes con el paso de los años no están relacionados con la enfermedad de Alzheimer, aseguraba Erik Kandel.
Mientras que la pérdida de memoria asociada a la edad se
asocia al giro dentado del hipocampo, las primeras anomalías que tienen
lugar en la enfermedad del Alzheimer ocurren inicialmente fuera de esta
región, en la corteza entorrinal.
Muy esperanzador fue entonces que lograron revertir esa pérdida de memoria no
patológica en los roedores aumentando los niveles de esa proteína
deficitaria, denominada RbAp48, que se localiza precisamente en el giro
dentado. “El hecho de que hayamos sido capaces de revertir la pérdida de
memoria asociada a la edad en ratones es muy alentador”, destacaba el
año pasado el Nobel Kandel.
Incrementar los niveles de esa proteína en nuestro cerebro es algo más complicado. Por eso Small pensó en los flavonoides del cacao,
que previamente había demostrado beneficios para el cerebro. Y
funcionó. Los voluntarios que habían recibido una dosis alta de
flavonoides mejoraban espectacularmente en una prueba de memoria
que consistía en encontrar diferencias sutiles en el menor tiempo
posible entre dos imágenes muy parecidas. Precisamente la agudeza que se
pierde con la edad, que reside en el giro dentado del hipocampo, y nos
hace despistarnos en el aparcamiento.
Las puntuaciones del test encontraban un apoyo adicional en los cambios observados por un método específico de resonancia magnética, que mostraba un funcionamiento notablemente mejor del giro dentado de los participantes que habían recibido la bebida a base de flavonoides.
Somos lo que comemos
Aunque los médicos no suelen dudar en admitir que una dieta alta en colesterol puede acarrear problemas para el corazón y el cerebro, pero son más reacios a admitir que determinados componentes de la dieta pueden contribuir a mejorar la salud de
estos órganos, a pesar de que algunos estudios lo apuntaban, aun sin
demostrar una relación causa-efecto. Y eso es lo que ahora ha logrado
Scott con las epicatequinas, presentes en el cacao, el te verde, frutos rojos y algunos vegetales. Gracias a su investigación puede que cambie esa idea y se admita que somos lo que comemos.
Sin embargo, los propios investigadores advierten que no es posible obtener 900 miligramos del flavonoide epicatenina comiendo chocolate. En primer lugar porque los procesos de fabricación, como el tostado y el tratamiento con álcali para quitarle el sabor amargo al cacao, hacen que se pierda hasta el 90% de este beneficioso compuesto. Y porque una dosis de chocolate diaria para obtener tal cantidad sería perjudicial para la salud.
Además, advierten, aunque muy alentadoras, sus conclusiones se han obtenido con una muestra pequeña de personas, 37 voluntarios, por lo que tendrán que ser replicadas en un estudio a gran escala, que el equipo de Columbia ya está planeado llevar a cabo.
Preguntado por ABC, Scott no descarta la posibilidad de que en unos años podamos encontrar en la farmacia suplementos de flavonoides, igual que ya ocurre con los ácidos grasos omega-3. “Supongo que a la vista de nuestros resultados sería factible. O tal vez sea interesante diseñar una dieta alta en flavonoides”, señala.-
Nota original: Pilar Quijada - Madrid
Un estudio publicado recientemente por la revista británica Nature Neuroscience revela que el consumo regular de chocolate puede prevenir y revertir la pérdida de memoria relacionada con el transcurso de los años. Pruebas clínicas realizadas comprueban que un componente identificado como flavonol y de efecto antioxidante generó efectos positivos en sujetos de prueba entre 50 y 69 años de edad. Por su parte investigadores de la Universidad de Columbia, estado de Nueva York (noreste de Estados Unidos) corroboraron los resultados del estudio a raíz de una serie de pruebas clínicas complementarias. "Los participantes que tenían una memoria típica de una persona de 60 años al inicio del ensayo, después de tres meses de consumo de una bebida rica en flavonoides del cacao mostraban una mejoría en su memoria que los equiparaba a las personas de 30 o 40 años" explicó uno de los investigadores a Nature Neuroscience. No obstante, estudios previos realizados en roedores y dirigidos por el ganador del Premio Nobel de Ciencia, Eric Kandel, muestran la retención de determinadas informaciones que no estarían relacionados con la enfermedad de Alzheimer. Los expertos precisan que resulta casi imposible obtener la cantidad flavonoides necesarios por vía exclusiva del chocolate; por lo que sugieren complementar la dieta con suplementos vitamínicos. Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección: http://www.telesurtv.net/news/Consumo-de-chocolate-evitaria-perdida-de-memoria-por-vejez-20141027-0012.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net
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