La sexualidad, la erótica y la amatoria en la vejez están siendo objeto de mucho interés en la actualidad, aunque históricamente han estado cargadas de mitos y prejuicios. Evidentemente, en esta etapa se producen una serie de cambios físicos: el cuerpo es menos ágil, la vista y el oído menos agudos, el aspecto físico varía considerablemente (el cabello escasea, o se vuelve canoso, hay más tendencia a engordar, son inevitables las arrugas) y las enfermedades se hacen más frecuentes, así como las dolencias crónicas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que los cambios físicos producto de la vejez varían mucho de una persona a otra.
Pero los cambios fundamentales que se producen en la visión que las personas mayores tienen de sí mismas, y en su comportamiento, no son un producto de sus cambios físicos, sino del rol social que se les impone. En nuestra cultura los ancianos y las ancianas son percibidos de forma negativa, y nuestras ideas sobre la vejez están llenas de mitos y prejuicios. Parte de esta concepción tan negativa de la vejez proviene de la idealización de la juventud que se realiza en nuestra sociedad (por ejemplo, en los medios de comunicación), donde se ensalzan las características de los adolescentes y los adultos y adultas jóvenes.
Es frecuente considerar a los ancianos y las ancianas como seres ‘asexuados’, especialmente en el caso de la mujer. Una vez más nos encontramos con que socialmente la vida erótica es equiparada a la vida reproductiva y, por tanto, limitada y empobrecida. Sin embargo, también en la vejez es posible tener una vida erótica plena y satisfactoria.
Es cierto que hay cambios físicos que influyen en la erótica de la vejez: En la mujer, generalmente la vagina se vuelve menos elástica, hay mayores dificultades para lubricar, y el ritmo de la fase de excitación disminuye. En el hombre, generalmente varían las erecciones de forma que puede hacerse más lenta la fase de excitación y con ella la erección (que también se puede volver menos firme), y puede disminuir la sensibilidad en el pene y la necesidad física de eyacular.
En cualquier caso, el mayor órgano erótico es el cerebro: si estamos convencidos de que nuestra vida erótica y, principalmente, nuestras relaciones genitales se acaban con la vejez, pues esa parte de nuestra vida erótica se acabará con la vejez. Sin embargo, si pensamos que la sexualidad puede aportar felicidad toda la vida, es más probable que encontremos en cada etapa formas de expresión de esa sexualidad que nos hagan felices y nos satisfagan. Cabe destacar también en esta etapa de la vida existen una serie de factores que suponen una ventaja con respecto a otras etapas, y que hacen que muchas ancianas y ancianos puedan vivir su sexualidad con más plenitud que en épocas anteriores:
Ventajas de la sexualidad en la vejez
En ocasiones, la llegada de la menopausia supone una liberación para muchas mujeres de la preocupación de un embarazo no deseado, lo que puede influir positivamente en su vida erótica, especialmente en lo tocante al coito.
El establecimiento de una relación de pareja íntima y positiva, a veces con años de convivencia, buenas relaciones y confianza, puede traducirse en una mayor desinhibición en las relaciones eróticas, y mayor capacidad para comunicar gustos y necesidades.
También es posible que los años de relación hayan posibilitado que la pareja cree sus propias formas de expresión erótica (hayan inventado caricias, formas de tocarse o besarse, palabras, ritos o juegos específicos) de los que ambos disfruten. También es posible que hayan aprendido a complacerse mutuamente, conozcan el cuerpo de la otra persona, y hayan descubierto formas de encuentro erótico satisfactorias. Si el coito no se desea o no es posible, las parejas de larga duración a veces han encontrado otras formas de relación que los satisfacen y los hacen felices.
La vejez es una etapa idónea para practicar las caricias y ampliar el abanico de artes eróticas al existir más tiempo disponible y, en el caso de muchas parejas cuyas hijas e hijos han abandonado el hogar, también más intimidad.
Al hacerse más lenta la fase de excitación de la respuesta genital masculina y retrasarse la eyaculación, suele existir una menor prisa y presión por llegar al orgasmo y, por ello, muchas parejas de ancianos dedican más tiempo a las relaciones, ya sea de caricias, genitales, o de coito. Para algunas personas, es la etapa en la que se dedica más tiempo y cuidados a ‘hacer el amor’.
En cualquier caso, cada etapa del desarrollo de la erótica y la amatoria humana va a estar enormemente determinada por la información y la educación que se reciba y por la interiorización de ideas, creencias y expectativas, con respecto a la sexualidad, que posteriormente condicionarán nuestras experiencias al respecto. Aquellas personas que asuman que la sexualidad sólo acaba con la muerte, tendrán más oportunidades de disfrutarla en esta etapa de la vida.- Lic. Ricardo Iacub
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