El estrés aumenta el riesgo de ataque cardíaco y otros problemas cardiovasculares al impulsar a la gente hacia malos hábitos, sugiere una investigación británica reciente.
"El estudio sugiere que la gente que tiene estrés psicológico experimentó un aumento de 50 por ciento en el riesgo de un evento de enfermedad cardiovascular durante el periodo de seguimiento", afirmó Mark Hamer, becario principal de investigación en epidemiología y salud pública del Colegio Universitario de Londres, y primer autor de un informe que aparece en la edición del 16 al 23 de diciembre de la revista Journal of the American College of Cardiology. "Este aumento en el riesgo puede ser explicado en gran parte por los mayores índices de tabaquismo y bajos niveles de ejercicio de los individuos estresados".
Hamer y colegas dieron seguimiento a 6,576 participantes del Estudio escocés de salud, que se inicio cuando rellenaron un cuestionario de doce ítems diseñado para medir su felicidad general al mencionar cosas como síntomas de depresión o ansiedad, así como trastornos recientes del sueño. Se determinó que alrededor del quince por ciento de las personas del estudio sufrían de estrés psicológico en base a sus respuestas.
Los investigadores también recolectaron datos físicos, comenzando con información básica sobre el peso, la estatura, la actividad física, la ingesta de alcohol, el tabaquismo y los niveles en sangre de colesterol y proteína reactiva C, un marcador de la inflamación arterial.
Durante un periodo de seguimiento de siete años, la incidencia de eventos cardiovasculares (ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares, cirugías de derivación y cosas parecidas) fue 50 por ciento más alta entre las personas con un nivel alto de depresión y ansiedad frente a las personas más felices. Fumar y la falta de actividad física explicaron alrededor del 63 por ciento del aumento, y tan solo fumar era responsable del 41 por ciento.
La ingesta de alcohol explicó menos del dos por ciento del aumento, y la presión arterial alta recibió una asignación del trece por ciento de la culpa.
"Por tanto, tratar trastornos psicológicos buscando reducir el riesgo cardiovascular debería enfocarse no solo en los síntomas, sino también en los factores conductuales de riesgo", señaló Hamer. "Sería beneficioso para los cardiólogos trabajar con psicólogos".
En tal programa, "las intervenciones más eficaces tal vez sean combinar métodos fisiológicos con cambios intensivos en el estilo de vida para reducir los factores de riesgo modificables", aconsejó.
"Este estudio nos ayuda a comprender mejor las contribuciones relativas de los cambios relacionados al estrés en la conducta y la fisiología que llevan a la enfermedad cardiaca", afirmó en una declaración el Dr. Roland von Kanel, jefe de la unidad de psicocardiología del Centro cardiovascular suizo del Hospital Universitario de Berna. von Kanel escribió un editorial acompañante.
"Los hallazgos nos animan a enfatizar estrategias amplias de prevención para dirigirnos a las vías conductuales y fisiológicas que llevan del estrés a la enfermedad cardiovascular", señaló Kanel.
Las acciones preventivas "podrían abarcar desde intervenciones conductuales dirigidas a la cesación del tabaquismo y aumentar la actividad física hasta técnicas de gestión del estrés y relajación", apuntó, y añadió que "se necesitan más estudios para determinar si tales intervenciones reducirán en última instancia el riesgo cardiovascular asociado al estrés psicológico".
(FUENTES: Mark Hamer, Ph.D., senior research fellow, epidemiology and public health, University College London, England; Dec. 16/23, 2008, Journal of the American College of Cardiology)
"El estudio sugiere que la gente que tiene estrés psicológico experimentó un aumento de 50 por ciento en el riesgo de un evento de enfermedad cardiovascular durante el periodo de seguimiento", afirmó Mark Hamer, becario principal de investigación en epidemiología y salud pública del Colegio Universitario de Londres, y primer autor de un informe que aparece en la edición del 16 al 23 de diciembre de la revista Journal of the American College of Cardiology. "Este aumento en el riesgo puede ser explicado en gran parte por los mayores índices de tabaquismo y bajos niveles de ejercicio de los individuos estresados".
Hamer y colegas dieron seguimiento a 6,576 participantes del Estudio escocés de salud, que se inicio cuando rellenaron un cuestionario de doce ítems diseñado para medir su felicidad general al mencionar cosas como síntomas de depresión o ansiedad, así como trastornos recientes del sueño. Se determinó que alrededor del quince por ciento de las personas del estudio sufrían de estrés psicológico en base a sus respuestas.
Los investigadores también recolectaron datos físicos, comenzando con información básica sobre el peso, la estatura, la actividad física, la ingesta de alcohol, el tabaquismo y los niveles en sangre de colesterol y proteína reactiva C, un marcador de la inflamación arterial.
Durante un periodo de seguimiento de siete años, la incidencia de eventos cardiovasculares (ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares, cirugías de derivación y cosas parecidas) fue 50 por ciento más alta entre las personas con un nivel alto de depresión y ansiedad frente a las personas más felices. Fumar y la falta de actividad física explicaron alrededor del 63 por ciento del aumento, y tan solo fumar era responsable del 41 por ciento.
La ingesta de alcohol explicó menos del dos por ciento del aumento, y la presión arterial alta recibió una asignación del trece por ciento de la culpa.
"Por tanto, tratar trastornos psicológicos buscando reducir el riesgo cardiovascular debería enfocarse no solo en los síntomas, sino también en los factores conductuales de riesgo", señaló Hamer. "Sería beneficioso para los cardiólogos trabajar con psicólogos".
En tal programa, "las intervenciones más eficaces tal vez sean combinar métodos fisiológicos con cambios intensivos en el estilo de vida para reducir los factores de riesgo modificables", aconsejó.
"Este estudio nos ayuda a comprender mejor las contribuciones relativas de los cambios relacionados al estrés en la conducta y la fisiología que llevan a la enfermedad cardiaca", afirmó en una declaración el Dr. Roland von Kanel, jefe de la unidad de psicocardiología del Centro cardiovascular suizo del Hospital Universitario de Berna. von Kanel escribió un editorial acompañante.
"Los hallazgos nos animan a enfatizar estrategias amplias de prevención para dirigirnos a las vías conductuales y fisiológicas que llevan del estrés a la enfermedad cardiovascular", señaló Kanel.
Las acciones preventivas "podrían abarcar desde intervenciones conductuales dirigidas a la cesación del tabaquismo y aumentar la actividad física hasta técnicas de gestión del estrés y relajación", apuntó, y añadió que "se necesitan más estudios para determinar si tales intervenciones reducirán en última instancia el riesgo cardiovascular asociado al estrés psicológico".
(FUENTES: Mark Hamer, Ph.D., senior research fellow, epidemiology and public health, University College London, England; Dec. 16/23, 2008, Journal of the American College of Cardiology)
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