La imagen de la vejez asociada a la enfermedad parece ser más un estereotipo que una realidad. Los mayores en general gozan de buena salud física y psíquica ya que tan solo algunas veces o nunca manifiestan padecer trastornos crónicos o alteraciones mentales, según una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba que indagó sobre la calidad de vida de los ancianos de la provincia.
Estos resultados difieren con lo que habitualmente se sabe de los mayores ya que a diferencia de otros estudios gerontológicos, el estado de salud se analizó desde una concepción integral y multidimensional. En la evaluación, de la que participaron 515 personas de Hogares de Día y de geriátricos, también se tuvo en cuenta su situación objetiva y la satisfacción personal con la propia vida, con los vínculos afectivos y familiares, con el espacio socio-ambiental (ingresos, residencia) y con la autonomía y nivel de actividad.
Además, se incluyó la valoración de su propio estado de salud con respecto al pasado y en perspectiva futura. El partir desde un concepto de salud integral que incluye el bienestar psicológico llevó de incluir en el estudio los dolores psicológicos como la depresión y los problemas de memoria.
Dolores y estereotipos. Investigados desde esta perspectiva, surgió que desde lo estrictamente físico los problemas crónicos son en primer lugar los osteoarticulares (artrosis, artritis, ciática, lumbago o dolor de espalda); le siguen el estreñimiento, insomnio, problemas de corazón o circulación y tensión alta.
En tanto, las dolencias bucales, várices, dolores de cabeza, de estómago y bronquitis o asma, son los que afectan a menor cantidad. También son infrecuentes la tos catarro y gripe, el escaparse la orina, los mareos, el sentirse adormilado durante el día y hormigueo en brazos y piernas, contrariamente a las representaciones que guarda de ellos el imaginario colectivo.
En concordancia, los analgésicos son los medicamentos más consumidos por los mayores mientras que los antidepresivos, antialérgicos y antifebriles, los menos demandados.
Los padecimientos psíquicos, mentales y afectivos condicionan la vida de los mayores tanto como los físicos y repercuten directa o indirectamente en su bienestar.
Los síntomas que aparecieron con mayor frecuencia fueron los propios de la tercera edad: el declive cognitivo normal y la depresión. En cambio, las patologías más severas se presentaron escasamente. En este sentido, Urrutia sostuvo que el funcionamiento físico y la salud en la vejez van más allá de la sola ausencia de enfermedad, y se incluyen criterios relacionados al mantenimiento de la autonomía e independencia del sujeto, lo que suele estar asociados a alguna enfermedad anterior (accidentes cerebro vasculares, por ejemplo), o a algún estado emocional presente (depresión) que conlleva, en la mayoría de los casos, deterioros futuros.
Hombres y mujeres. Se pudo establecer que las mujeres manifiestan problemas crónicos más frecuentemente que los varones. A medida que pasan los años ellas presentan un incremento significativo de las visitas al médico, de dolores y una valoración subjetiva más negativa de su salud. En cambio, en los hombres el aumento de la edad se refleja sólo en el deterioro de su capacidad cognitiva.
La instrucción marca diferencias. Gozan de un mejor estado de salud física y psíquica aquellos ancianos que alcanzaron un mayor nivel educacional. Incluso, se detectó menos cantidad de problemas psicológicos.
Uno de los datos previsibles y confirmado en el trabajo es que los ancianos que viven definitivamente en residencias geriátricas tuvieron el más bajo desempeño cognitivo en la prueba de estado mental.
Por último, la investigación reveló que los casados o en pareja presentan un mejor estado de salud física y mental, pero también una mejor valoración de la misma.-
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