Las mentes del futuro

¿Qué capacidades serán las más propicias para enfrentar los retos del siglo XXI? Un conocido psicólogo de Harvard dice que la clave reside en cinco tipos de mentalidades, y acerca algunas respuestas.


Howard Gardner (66) apenas tiene tiempo para contestar su correo electrónico. Es uno de los psicólogos más importantes de Estados Unidos. Su día transcurre entre clases, charlas, viajes y reuniones en la Universidad de Harvard. Tras años de estudios e investigaciones, ha puesto en jaque todo el sistema de educación escolar de su país. En 1983 presentó el libro que lo hizo famoso: Frames of mind: the theory of multiple intelligences (Fórmula de la mente: la teoría de las inteligencias múltiples).

Después escribió 16 libros más, siempre relacionados con el origen del pensamiento y los engranajes de la mente humana. El último de ellos fue Five minds for the future (Cinco mentalidades para el futuro) , en el que explica las cinco capacidades que debería tener el ser humano para enfrentar el siglo XXI. Su teoría hoy está en boca de todo el mundo y es analizada en distintas universidades. Esta es la clasificación de Gardner:

Mentalidad disciplinada

"En la mayoría de los colegios se enseñan sólo contenidos que se deben aprender de memoria", critica Gardner. Es decir qué rey siguió a qué reina, qué año pasó tal cosa, cuántos planetas hay en el sistema solar. ¿Eso es el pensamiento disciplinado? No, responde el psicólogo en su libro.

Piensa que a los jóvenes no se les enseña a pensar de una manera disciplinada. Para lograr eso, dice, los educadores deben hacer que el niño o el adolescente entiendan lo que se les está enseñando. Y hacerlos practicar.

Como los contenidos son invenciones del ser humano, el cerebro no está preparado para aprenderlos de manera intuitiva. Por ello, las mediciones internacionales carecen de sentido. Algunos tests o pruebas, escribe Gardner, cuanto más se centren en memorización de contenidos y lejos de una forma de pensar disciplinada, más anacrónicas serán.

Para él, en esta era digital donde la información es infinita, la formación de una mente disciplinada se hace más importante y necesaria. Ello, porque los estudiantes con conocimientos sobre una disciplina serán capaces de buscar qué es importante y descartar lo que no resulte importante dentro de la gran cantidad de información disponible en la Red.

Mentalidad sintetizadora

La síntesis es necesaria para unir cosas que se encuentran dispersas, pero que una vez juntas cobran un sentido desconocido. Howard Gardner pone un ejemplo: uno de los mayores sintetizadores de la historia fue el naturalista inglés Charles Darwin. "Su mentalidad es la que necesitamos hoy. Y es una de las mentalidades más importantes que necesitaremos para el futuro."

La mentalidad sintetizadora se da cuenta de que hoy en día estamos inundados de información. Gardner señala que si se busca la palabra "evolución" en Internet se puede pasar toda la vida leyendo fuentes secundarias, muchas de ellas de cuestionable valor, por lo que se necesita de un criterio formado para decidir a qué poner atención y qué ignorar. Para poder sintetizar la información, ésta se debe unir de la forma más coherente para que tenga sentido y pueda ser transmisible hacia otras personas.

En una de las charlas que Gardner ha dado al respecto, un docente entre el público levantó la mano y preguntó: "¿No es acaso sintetizar lo que han hecho los profesores desde siempre?" "Creo, al igual que usted, que hemos estado en el negocio de sintetizar por años, pero no nos hemos dado cuenta ni nos hemos puesto a pensar de lo importante que es y de cómo podemos ayudar a otras personas a convertirse en mejores sintetizadores", contestó.

Mentalidad creativa

Esta mentalidad, según el autor, está personificada por Einstein en las ciencias, y por Virginia Woolf en las artes. Las personas creativas son aquellas a quienes se les ocurren cosas nuevas, las cuales con el tiempo son aceptadas. Gardner dice que si una idea o un producto son fácilmente aceptados, entonces no son creativos.

Cree también que no se puede ser creativo sin dominar al menos una disciplina, arte u oficio, "y la ciencia cognitiva nos enseña que, en promedio, toma alrededor de 10 años dominar un oficio". Si bien Mozart escribió música excelente a los 15 años, explica, fue porque comenzó cuando tenía cuatro o cinco. La misma historia ocurrió con Picasso.

Gardner escribe que las personas que son creativas toman oportunidades, asumen riesgos, no tienen miedo a caerse y son ellas mismas las que se levantan y se preguntan: ¿qué puedo aprender de esto?

Dice que muchas veces le han preguntado cómo hacer para que las personas sean creativas. Su respuesta es siempre la misma: "Es mucho más fácil prevenir que alguien sea creativo, a hacer que alguien lo sea". ¿Cómo se previene?, se pregunta: "Diciéndoles a los niños, a los jóvenes, que hay sólo una respuesta correcta y castigando al alumno si es que contesta la respuesta incorrecta. Eso nunca fomenta la creatividad".

Las personas creativas, dice, cambian con sus trabajos la forma de pensar y de actuar de quienes los rodean.

Mentalidad respetuosa

Gardner señala que ésta es una de las mentalidades más fáciles de explicar, pero ello no significa que sea fácil de lograr. Dice que en esta mentalidad, la misión más grande recae en los educadores, puesto que si se pretende enseñar a personas a que respeten a su prójimo, se deben proveer modelos y ofrecer una educación que fomente una postura favorable al respecto. Ello, sobre todo, cuando el poder de las relaciones es asimétrico.

En el mundo complejo en el que vivimos, dice el psicólogo, deberíamos, siempre que sea posible, dar prioridad al respeto por esas personas que tienen un origen y creencias distintas de nosotros y esperar que ellas devuelvan la misma actitud.

Mentalidad ética

Esta mentalidad requiere de un nivel de abstracción mayor que todas las anteriores. Estar en el mundo implica un gran trabajo de pensamiento.

"Una mentalidad ética no dice: ¿cómo debe comportarse Howard Gardner con otras personas? Lo que sí dice es: Yo soy un trabajador, en mi caso un profesor, escritor, científico y soy un ciudadano, en mi caso de mi universidad, de mi comunidad, de mi nación, de todo el mundo. Entonces, ¿cómo debería comportarme?"

De esta manera, la mentalidad ética se refleja en distintos roles que llevamos a cabo y cómo los resolvemos. El buen trabajo encarna la excelencia, el compromiso y la ética.

El desafío radica en unir estos tres conceptos. Sobre todo hoy, cuando las cosas cambian rápido, cuando nuestro sentido del tiempo y del espacio se ve muchas veces alterado por la tecnología, cuando los mercados son muy poderosos y no existen fuerzas capaces de moderarlos. Es ahí donde recae el desafío del "buen trabajo".


El cerebro y Wall Street

Por Macarena Peri / (El mercurio/GDA)

Howard Gardner piensa que es importante unir la teoría con la realidad cotidiana. Y se anima a hablar del mundo de la política.

-¿Cómo empezó a interesarse por la mente humana y por las diferentes formas de pensar?

-Me he interesado en cómo funciona la mente desde que mi tío Fred me regaló un libro sobre psicología, cuando era un adolescente. Al principio creía que había sólo un tipo de inteligencia, que se medía a través del coeficiente intelectual. Mi propio trabajo, con pacientes con daño cerebral y con niños con diferentes dones y deficiencias, me convenció de que había más de un tipo de inteligencia. Y ello me condujo a la teoría de las inteligencias múltiples. Estoy interesado en las distintas mentalidades que deberíamos desarrollar para prosperar en el mundo, y para tener un mundo en el que valga la pena vivir.

-¿Cuál cree usted que es la mejor mentalidad par afrontar la crisis económica mundial?

-Creo que hay dos que son las más importantes. La mentalidad ética es esencial si estamos por esquivar las malas prácticas financieras que dominaron Wall Street. También, muy importante es la mente sintetizadora. Necesitamos entender qué ocurrió y por qué, con gente sana y poderosa, ansiosos de ganar dinero, y con gente pobre que tenía muchos préstamos. Sólo si entendemos qué ocurrió, hay una posibilidad razonable de ordenar el mundo de una mejor forma.

-¿Qué pasó con las inteligencias que usted ha definido en sus otros libros? ¿Tenemos que olvidarlas?

-Para nada. Las inteligencias representan la manera en que la mente ha evolucionado y cómo está organizada. Las mentes del futuro son las habilidades y las predisposiciones que deberíamos desarrollar. Para desarrollar las cinco mentes del futuro necesitamos recurrir a inteligencias específicas, solas o en combinación con otras. Y así, por ejemplo, la mente respetuosa recurre especialmente a la inteligencia interpersonal, mientras que la mente ética requiere de la inteligencia lógica.

-¿Las cinco mentes deben estar presentes siempre?

-Bruscamente hablando, sí. La mente respetuosa empieza a temprana edad, mientras que la mente ética requiere de pensamientos abstractos que sólo comienzan en la segunda década de la vida. Para las tres primeras mentes se necesita una mente disciplinada para poder sintetizar, y se necesita de disciplina y síntesis antes de poder ser creativos. Aunque la creatividad es una iniciativa propia de personas jóvenes, y la disciplina y la síntesis deben surgir a temprana edad, por lo que se tiene tiempo de ser creativo.

-¿Quién cree usted, de los líderes actuales, está cerca de cumplir con estas cinco mentes?

-Yo sé mucho más sobre Barack Obama que sobre otros líderes, y estoy impresionado con él. No sé cuán creativo es él, pero creo que él personifica todas las otras mentes: disciplinada, sintetizadora, respetuosa y ética.-


Consumir menos calorías podría alargar la vida


WASHINGTON (AP) - "Menos comida, más vida", es una frase verdadera, al menos para los monos. Un estudio encontró que estos animales envejecen más lento y mueren más tarde al disminuirles en casi un tercio el número de calorías.
No se trata de otra dieta más para quitarse unos kilos. Desde hace mucho tiempo, los científicos han sabido que es posible aumentar los años de vida de criaturas primitivas _gusanos y moscas_ al disminuir las cantidades que ingieren.
Pero este estudio es la primera evidencia de que esas reducciones también podrían ayudar a los primates a vivir más, como ocurrió con los monos rhesus del centro Nacional de Primates de Wisconsin. Los investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison dieron a conocer los resultados de su estudio de 20 años en la publicación del viernes de la revista Science.
Nadie sabe si los humanos serán capaces de aguantar tantas privaciones o cómo reaccionarían nuestros cuerpos ante esta dieta, pero hay quienes quieren descubrirlo.
El gobierno estadounidense está financiando un pequeño estudio para determinar si algunas personas pueden soportar que se les reduzca el consumo de calorías en un 25% por dos años, y si esto arroja alguna señal de que sería posible disminuir la incidencia de enfermedades relacionadas con el envejecimiento a largo plazo.
"Lo que realmente nos gusta no es tanto que la gente podría vivir más sino que podría vivir una vida más saludable," dijo el doctor David Finkelstein del Instituto Nacional de Envejecimiento. Los monos de Wisconsin parecen ser capaces de alcanzar ambos objetivos.
En el estudio publicado en Science participaron 76 monos, 30 desde 1989 y 46 desde 1994. Hasta el momento, 37% de los monos que mantuvieron el mismo tipo de alimentación ha fallecido de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, en comparación con sólo un 13% de los monos bajo la dieta especial, casi tres veces menos, reportaron los científicos.
"En nuestra opinión, al encajar todas las piezas, se evidencia de una manera bastante convincente que limitar la ingesta de calorías puede retrasar el envejecimiento en la especie primate," dijo el investigador líder del proyecto, el doctor Richard Weindruch.

Gen de Alzheimer acelera deterioro de la memoria antes de los 60


CHICAGO (Reuters) - Las personas con el "gen del Alzheimer" comienzan a tener problemas de memoria relacionados con la edad antes de los 60 años, aún cuando no presentan síntomas de demencia, informó un grupo de investigadores de Estados Unidos.

En otro estudio, un segundo equipo halló que quienes sabían que tenían el gen no se alteraban emocionalmente por ello.

Ambos hallazgos, publicados en New England Journal of Medicine, ofrecen nuevo respaldo a las pruebas genéticas para detectar la enfermedad de Alzheimer, una condición neurodegenerativa para la que hay muy pocos tratamientos y no existe cura.

El Alzheimer afecta a 26 millones de personas en todo el mundo.

Varias compañías -incluidas la islandesa DeCodeME de Decode Genetics, 23andME respaldada por Google Inc y la privada Navigenics- venden test que permiten a las personas saber si heredaron la variante genética ApoE4, que aumenta en más del 50 por ciento el riesgo de desarrollar Alzheimer.

Un nuevo estudio realizado por el equipo del doctor Richard Caselli, de la Clínica Mayo en Arizona, reveló que las personas que presentaban la variación genética ApoE4 tenían signos de problemas de memoria a una edad más temprana que aquellas sin la mutación.

Caselli estudió a 815 personas saludables de 21 a 97 años que fueron agrupadas según su estado genético.

Los autores hallaron que quienes tenían el gen ApoE4 eran más propensos a desarrollar problemas de memoria relacionados con la edad antes de los 60 años y que la rapidez del deterioro era mayor en las personas que habían heredado la variación de ambos padres.

Tener la mutación ApoE4 no implica que la persona vaya a desarrollar indefectiblemente Alzheimer y el equipo del doctor Allen Roses, de la Duke University en Carolina del Norte, informó en una conferencia sobre la enfermedad esta semana que un segundo gen vinculado estrechamente con el ApoE4, denominado TOMM40, también incrementaba el riesgo.

Roses señaló que, en conjunto, los dos genes representarían entre el 85 y el 90 por ciento de las formas hereditarias de Alzheimer.

"ALIVIO CONSIDERABLE"

Los médicos no recomiendan que las personas se sometan a evaluaciones genéticas de la enfermedad de Alzheimer de manera rutinaria, en parte por el temor de que la prueba los angustie o estrese.

Pero un grupo de expertos de la Escuela de Medicina de la Boston University dijo que esto no es así. Los investigadores estudiaron a 162 hijos adultos de pacientes con la enfermedad que pidieron que se les examinara la presencia del gen ApoE4.

El equipo midió la angustia relacionada con el test a las seis semanas, seis meses y al año y descubrió que las personas que habían heredado el gen "no mostraban más ansiedad, depresión o angustia vinculada con la prueba que aquellos que no" lo portaban, dijo el doctor Robert Green en un comunicado.

Quienes supieron que no habían heredado el gen "experimentaron un alivio considerable", agregó el experto.

Dos de los investigadores que participaron en este estudio habían recibido financiación de una compañía genética actualmente desaparecida.

El doctor Gary Kennedy, director de psiquiatría geriátrica del Centro Médico Montefiore en Nueva York, manifestó que no recomendaba la prueba a menos que los pacientes tengan muchos parientes cercanos (padres o hermanos) con Alzheimer.
by Julie Steenhuysen

Preparar nuestro propio Alcohol en Gel

Con el rápido aumento de los casos de gripe A en la Argentina, la demanda de alcohol en gel creció a un ritmo mayor que la oferta. Como resultado, hay escasez de este producto en las farmacias y también en los supermercados.

¿La solución? Prepararlo en casa. Es fácil y sólo demanda unos 15 minutos.

En México, donde comenzó la pandemia y también se sufrió una faltante de productos para cuidar la higiene personal, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) elaboró las siguientes instrucciones -difundidas por CNN Expansión- para elaborar el gel antibacterial en forma casera.

Tomá nota:

Ingredientes necesarios:
-6 cucharadas o 90 ml de alcohol etílico (etanol al 72%) (se consigue en cualquier farmacia)
-3/4 de cucharadita de carbopol (a la venta en droguerías)
-1/4 de cucharadita de glicerina pura (se consigue en cualquier farmacia)
-1/4 de cucharadita de trietanolamina (a la venta en droguerías)

Utensilios:
-Tazón de vidrio con capacidad de 1 litro
-Colador de malla fina
-Flanera o recipiente chico de vidrio
-Batidor de alambre
-Envase de plástico con tapa a presión con capacidad de 100 ml.

Paso a paso:

Colocar el colador de malla fina sobre una flanera o recipiente chico de vidrio, verter el carbopol sobre el colador y deshacer los grumos con ayuda de una cucharita a fin de pulverizarlo completamente.

Verter el alcohol en el tazón y batir con fuerza mientras poco a poco se va agregando el carbopol pulverizado.

Agregar la glicerina mientras se bate con suavidad.

Cuando se haya disuelto por completo el carbopol y no se aprecien grumos, agregar la trietanolamina, mientras se continúa agitando suavemente. En ese momento se formará el gel.

Una vez listo, verter el alcohol en gel en la botella de plástico y tapar.

Cómo usarlo:

El alcohol en gel no reemplaza el lavado de manos. Lo idea es primero utilizar agua y jabón, frotando bien. Enseguida enjuaga, secar bien y aplicar el gel.

Si estás en la calle y no podés lavarte las manos, aplicalo sobre una palma y luego frotá cubriendo ambas palmas y los dedos. Dejá que se seque sin agitar las manos ni secarlas con nada.

Por supuesto, hay que repetir esta operación varias veces al día.

Para la conservación del gel antibacterial, la Profeco recomienda mantenerlo en un lugar fresco y seco, de modo de evitar la evaporación del alcohol que es el ingrediente germicida.-

Edad no determina el declive sexual

Un estudio, de la Universidad de Chicago, entre más de 3 mil hombres y mujeres de 57 a 85 años indica que la caída está más relacionada con el estrés acumulado. Para los especialistas, la vejez tiene una sexualidad propia. El mayor problema, dicen, sigue siendo el prejuicio.

"Y así llega la vejez, y con ella la tristeza de la decadencia física y del apartamiento forzoso de la vida activa de los sexos...", escribía Gregorio Marañón en "Tres ensayos sobre la vida sexual", en los años '40. Pasó mucho tiempo desde entonces. Y hoy, superados tantos tabúes, sabemos que el paso de los años no necesariamente descalifica para la vida sexual. Se entiende: con algunas limitaciones que las arrugas traen, más allá del tan promocionado Viagra que también usan los jóvenes. Los adultos mayores tienen una sexualidad propia, alejada de la genitalidad -una impronta típica de Occidente- y más cercana al erotismo, a la sensualidad. Un cuadro que para nada atrae (más bien repele), a los más jóvenes, quienes prefieren seguir viendo a sus mayores como seres asexuados. Internet, tan plagada de sexo hasta en sus peores variantes, ofrece poco sobre sexo en la vejez. Nada más lejos de la realidad, nada más viejo.

Con una mano en el corazón: ¿Quién se imagina a una persona de 80 años teniendo sexo con otra? ¿Y masturbándose? ¿Quién cree que esto es posible? Hagan correr la pregunta a los que tienen alrededor, ahora mismo. A jóvenes, a adultos, a los adolescentes. A ver qué respuesta obtienen. Esta mirada pesa y determina a muchos viejos que colgaron los botines y viejas que bajaron la persiana. Pero no es así. La edad no determina el fin de la sexualidad.

En los Estados Unidos se acaba de publicar un estudio que habla de este tema y da largo pie para seguir hablando. El Departamento de Sociología e Investigación de la Población de la Universidad de Chicago encaró un estudio epidemiológico, entrevistas a 1.550 mujeres y 1.455 hombres de entre 57 y 85 años. Una de sus principales conclusiones es que "los problemas sexuales no son una inevitable consecuencia de la edad", sino el producto de otras cosas, las que estresan a los seres humanos más allá de la edad que tengan.

Dice el trabajo, publicado por la Sociedad Internacional de Medicina Sexual, al que accedió Clarín gracias al investigador Edward Laumann: "El incremento de la edad biológica no resulta en mayores problemas sexuales para cada género, con la sola excepción de las erecciones en los hombres y problemas de orgasmo, que se incrementan marcadamente con la edad. En cambio, en hombres con eyaculación precoz, la prevalencia parece declinar con la edad".

Así cualquiera, estará diciendo el lector o lectora que vincula de manera única a sexualidad con genitalidad. Entonces, lo primero es definir sexualidad ¿en la vejez? "Cuando se habla de sexualidad en la vejez no se habla de genitalidad ni de performance sexual. Lo que sabemos es que en la vejez podemos disfrutar o padecer nuestras virtudes o limitaciones. La vejez tiene una sexualidad que le es propia y que no es uniforme porque no todos los viejos llegan a su vejez con sus parejas, no todos llegan con sus parejas de la misma forma y no todos envejecen igual. Pero si es cierto que se constituye un espacio de sensualidad que le es propio a la vejez y que no cesa hasta la muerte", dice el especialista Sergio Czerwonko, director del Curso de Postgrado en Psicogeriatria y Gerontopsiquiatria de la Asociacion Alzheimer de Argentina.

El doctor Czerwonko es de los que abreva en clásicos como La Vejez, de Simone de Beauvoir, para abordar este tema. Los papers de investigadores le dan como frío. Una "sensación de recorte" de la temática, dice.

Pero lo interesante del trabajo realizado por los universitarios de Chicago, destaca, es que termina concluyendo que los médicos que tratan a los "older adults" (adultos mayores) deben tomar en cuenta no sólo su salud física, sino también su salud psicosocial y la satisfacción que consiguen en sus relaciones intimas. Un llamado a ver que no todos los problemas se solucionan con pastillas.

A cierta distancia, Ricardo Iacub, en su libro "Erótica y vejez" decide hablar de erotismo antes que de sexualidad o de capacidades o discapacidades físicas. "Si el vigor es esencial en un hombre, en la mujer lo principal es el atractivo", describe el pensamiento occidental antes de pasar a la descripción que la estadounidense Susan Sontag hizo del cuerpo de una mujer vieja: "El envejecimiento es un proceso que consiste en volverse obscena sexualmente por los senos fofos, el cuello arrugado, las manos manchadas, el cabello afinado, el torso sin cintura y las piernas con várices...".

Iacub saluda que el estudio de la Universidad de Chicago pregunte por sexo oral, masturbación, y otras cuestiones sexuales que se suponen vedadas en la vejez. "Desde el punto de vista cultural, deberían ser tomados como una minoría sexual, y se piensa esto porque a la gente no le gustan los viejos y niega cualquier tipo de erótica diferenciada. Las mujeres dejan de ser eróticas por una cuestión estética en esta sexualidad pobre de Occidente, basada en el rito genital. Pero como toda minoría, tiene una posibilidad de goce sexual distinto".

La generación que hoy está en la vejez creció con los parámetros de la década del 40 del siglo pasado, y antes también. "Es una generación bisagra, que vivió dos terceras partes del siglo XX. Y los prejuicios les hicieron mucho daño. Escucharon por ejemplo que la menstruación era una enfermedad, que si se masturbaban podían volverse locos. Crecieron con el ideal de mujer decente, recatada... Se cree que pierden el deseo, que son incapaces de sentir placer", dice Virginia Viguera, psiquiatra, directora de la revista Tiempo y docente en Programas de Educación Permanente de Adultos Mayores de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Y concluye: "El peor de los prejuicios es pensar que uno se vuelve asexuado con el paso de los años. No es así: somos sexuados hasta el último día".

El ejercicio y la educación mantienen la agudeza en la vejez

Un estudio encuentra que un estilo de vida sano y activo protege contra el declive mental.
Si desea que su mente siga aguda a los 90, esto es lo que tiene que hacer.

Haga ejercicio moderado o vigoroso al menos una vez a la semana, viva con alguien, evite fumar y siga haciendo de voluntario o trabajando a los 70 y los 80.

Un estudio reciente muestra que los adultos mayores que tienen una educación al menos secundaria y un nivel educativo equivalente al de noveno grado que se adherían a ese estilo de vida eran más propensos a mantener su aptitud mental que los que no lo hacían.

"La moraleja del estudio es que se puede mantener la función cognitiva en la etapa avanzada de la vida", afirmó la autora del estudio Alexandra Fiocco, becaria postdoctoral de la Universidad de California, en San Francisco. "La gente teme experimentar declive cognitivo con la vejez. Pero no le pasa a todos".

El estudio aparece en la edición del 9 de junio de la revista Neurology.

Investigadores examinaron a unos 2,500 hombres y mujeres de 70 a 79 años de edad que vivían en Memphis, Tennessee, o Pittsburgh, Pensilvania. Todos participaban en el estudio de Salud, Vejez y Composición Corporal.

Las habilidades cognitivas se evaluaron cuatro veces durante el estudio de ocho años de duración: al inicio, y a los tres, cinco y ocho años.

Con el paso del tiempo, muchos de los participantes mostraron un declive en la función cognitiva. Alrededor del 53 por ciento experimentó un declive cognitivo menor, y 16 por ciento mostró un declive cognitivo importante.

Pero alrededor del treinta por ciento de los participantes no mostraron declive cognitivo, y unos pocos incluso mejoraron sus calificaciones en las pruebas cognitivas.

Entonces, ¿qué separaba a los que experimentaban declive cognitivo de los que permanecieron agudos?

Los mayores que se ejercitaban entre moderada y vigorosamente al menos una vez a la semana tenían treinta por ciento más probabilidades de conservar su función cognitiva que aquellos que no se ejercitaban con tanta frecuencia, según el estudio.

Los que poseían una educación al menos de secundaria tenían casi tres veces más probabilidades de mantenerse agudos que los que tenían menos educación, mientras que los adultos mayores que tenían un nivel de conocimientos generales de noveno grado o superior tenían eran casi cinco veces más propensos a evitar el declive mental que los que tenían niveles menores de conocimientos generales.

Los que no fumaban tenían casi el doble de probabilidades de mantenerse agudos que los fumadores.

Y los adultos mayores que seguían trabajando o haciendo voluntariado tenían 24 por ciento más probabilidades de conservar la función cognitiva, al igual que las personas que no vivían solas.

"Hasta hoy en día, la mayoría de investigaciones anteriores se han enfocado en factores que ponen a la gente en riesgo de perder sus habilidades cognitivas con el tiempo, pero se sabe mucho menos sobre los factores que les ayudan a conservar tales habilidades", apuntó Fiocco.

La hipertensión y la diabetes mostraron poco impacto sobre las capacidades cognitivas.

El Dr. John Hart Jr., profesor de ciencias conductuales y del cerebro y neurología en la Universidad de Dallas, en Texas, dijo que los pacientes con frecuencia desean saber exactamente qué deben hacer para evitar los problemas asociados con el envejecimiento.

Hart señaló que nadie realmente sabe exactamente cuál es la receta. Pero estudio como este arrojan luz sobre los factores del estilo de vida que separan a los que experimentan un envejecimiento saludable de los que no lo hacen.

"Son estudios emocionantes que nos acercan cada vez más a encontrar lo que se necesita hacer para tener una vejez sana", apuntó.

Para las personas que buscan mejorar su condición cognitiva, Hart aseguró que no hay ningún producto del mercado o tipo de ejercicio mental que se haya demostrado sea más beneficioso que los demás.

En vez de eso, haga una actividad nueva, ofrézcase voluntario, pruebe cosas nuevas para desafiar el cerebro, sugirió.

"Siempre se reduce a comer sano, hacer ejercicio, cuidarse", señaló Hart. "Permanezca activo física y mentalmente, y aumentará las probabilidades de una vejez exitosa".
Jennifer Thomas

¡FELIZ 1er ANIVERSARIO!

RECREADULTOS
cumple un año

En el mes de nuestro Primer Aniversario enviamos un cordial saludo a todos nuestros lectores deseándoles buena salud, prosperidad, alegrías y un feliz envejecimiento activo.

Por qué no desarrollan Alzheimer los monos

Un estudio muestra que las placas en los primates no humanos difieren de las de los humanos.


Hace mucho que los científicos han notado un curioso fenómeno sobre los primates: los humanos contraen el terrible trastorno neurológico conocido como enfermedad de Alzheimer, pero sus primos evolutivos más cercanos no.

Lo que es aún más inexplicable es el hecho de que los cerebros de los chimpancés y otros primates no humanos sí resultan obstruidos con las mismas placas de proteína que muchos consideran que causan la enfermedad en humanos.

La respuesta a este rompecabezas podría brindar valiosa información sobre cómo se desarrolla y avanza el alzhéimer. Ahora, los investigadores informan que tal vez tenga una pista. Informan sobre su hallazgo en la edición más reciente de la revista Neurobiology of Aging.

Encontraron que una molécula de "etiqueta" usada para rastrear la acumulación de placa se adhiere fácilmente a las placas de los cerebros humanos pero no en la de los simios, lo que sugiere que hay una diferencia estructural básica entre los dos tipos de placa.

Afirmaron que averiguar la diferencia podría llevar a maneras para lograr que, en los cerebros humanos, las placas amiloideas humanas sean tan inocuas como lo son en los cerebros de otros primates.

"Lo que esto nos dice, en primer lugar, es que las placas son estructuralmente distintas en los humanos y los demás primates", afirmó la autora del estudio Rebecca Rosen, candidata a doctorado en neurociencias del Centro nacional Yerkes de investigación en primates de la Universidad de Emory en Atlanta. "El motivo de que sea así es una pregunta inmensa, [pero] ahora tenemos una herramienta que podemos usar para diferenciar la estructura [de las placas amiloideas] entre humanos y otros primates".

"Podemos usar este [compuesto de etiquetado] para caracterizar la naturaleza tóxica de las [placas amiloideas] en el cerebro humano con la finalidad de comprenderlas mejor", añadió. "También confirma la utilidad [del compuesto, llamado Compuesto B de Pittsburgh (PIB)] para el diagnóstico del alzhéimer".

Pero el verdadero significado para el tratamiento o la prevención de la enfermedad aún no está claro, apuntó otro experto.

"Es otro hallazgo de significación desconocida, pero es un hallazgo", apuntó el Dr. Gary J. Kennedy, director de psiquiatría geriátrica del Centro médico Montefiore de la ciudad de Nueva York. "Ninguno de nosotros sabe por qué estos primates superiores no contraen enfermedad de Alzheimer, pero tampoco sabemos porqué los humanos sí... no sé a dónde nos lleva eso".

Debido a que la secuencia de aminoácidos de la proteína amiloidea humana es distinta a la de los cerebros de los monos, los científicos plantearon la hipótesis de que la estructura podría ser distinta.

Para evaluar esta teoría, Rosen y sus colegas tomaron el PIB, ampliamente usado en ensayos clínicos para diagnosticar el alzhéimer. El PIB se vincula a los depósitos amiloideos en los cerebros humanos vivos, "iluminando" así las placas en los escáneres de tomografía por emisión de positrones (TEP).

Usaron el PIB en el tejido cerebral de nueve monos Rhesus enfermos, nueve monos ardilla comunes enfermos, tres chimpancés muertos, nueve humanos muertos que sufrían de alzhéimer en etapa final y tres humanos mayores pero saludables que ya habían muerto.

"Pudimos mostrar que, de forma similar a lo visto en cerebros de ratones, el PIB no se vincula con una afinidad alta a la placa en los cerebros de monos o simios", apuntó Rosen.

Otro grupo de investigadores del Centro Yerkes informó recientemente de forma separada sobre una prueba que conlleva el rastreo infrarrojo del ojo que podría ayudar a detectar el trastorno cognitivo leve en los humanos. A veces, esa afección es precursora del alzhéimer.- Amanda Gardner

Cuidadora de ancianos

Inmigrante boliviana que cuida a una anciana en Madrid.
¿Cómo viven las cuidadoras de ancianos? ¿A qué hora empieza su día y a qué hora termina? ¿Es duro o llevadero pasar 24 horas al día y, en algunos casos, siete días de la semana encerradas, pendiente de un anciano?. Su vida no es fácil y en muchos casos son engañadas por sus empleadores por no tener papeles, en otros, maltratados por los mismos ancianos que cuidan.


Antonia paseando a Matilde.

Antonia Patiño tiene 48 años y desde hace más de dos años trabaja como interna en Madrid. Dejó tres hijos y un marido en Bolivia, para buscar en España el dinero que pondrá fin a sus deudas y necesidades económicas. Aun no tiene papeles de residencia, le faltan unos meses para cumplir los tres años y así empezar los trámites de su arraigo.

Su día comienza temprano a las 5:00, cuando Matilde, la anciana de 92 años a la que atiende, la llama con una voz ronca e insistente. Baja desde su habitación a calmarla, después regresa a cambiarse porque sabe que Matilde volverá a llamarla y en efecto, ella insiste, quiere agua, siente calor, quiere cambiar de posición. Los quejidos no paran. Cuando la anciana por fin se queda dormida, Antonia aprovecha para hacer una pequeña caminata de 20 minutos por la zona para "despejarse y no estar encerrada".

Matilde despierta a las 11:00, Antonia ya tiene listo su vaso con leche y galletas. Con mucha paciencia, sorbo a sorbo y de las manos de Antonia, la anciana desayuna placidamente en su cama. Llega el momento del baño, Antonia la desviste, le saca el pañal y con mucho cuidado la traslada en brazos al baño. Pero este rito que se repite todos los días, tiene un plus de cariño que Matilde agradece con una amplia sonrisa. Antonia la coloca frente al televisor en un sillón acolchado al lado de la cama, mientras le dice lo guapa que está ese día y le besa la frente. Matilde, pese a su edad sólo tiene el cuerpo débil, todas sus facultades están perfectas, escucha, mira y habla, aunque sea poco. Refunfuña con el vestido de flores que lleva; su cuidadora le responde que antes del almuerzo irán donde su sobrina que vive muy cerca y entonces le pondrá ropa de calle. Ella se calma

El pequeño chalet de dos plantas se encuentra en el distrito de Hortaleza en Madrid y en él solo viven las dos ya que Matilde nunca tuvo hijos y es su sobrina quien se hace cargo de ella. En la sala se encuentra instalado el armario de ropa y la cama de Matilde y de las paredes cuelgan las fotografías de su boda, está vestida de negro. Por su vejez, hace mucho que ya no sube al primer piso de su casa que es donde Antonia tiene su habitación.

Mientras la anciana mira la televisión, Antonia cuece unas verduras y pone a la plancha dos trozos de pescado. Alza la cabeza cada cierto tiempo para vigilarla. "Cuando llegué estaba estreñida, la otra cuidante sólo le daba alimentos secos y calientes por lo que Matilde estaba perdiendo la voz", dice. No sólo es su cuidante, además es su nutricionista, masajista y compañera. Con las recomendaciones de los médicos, Antonia se ha hecho una experta a la hora de darle sus medicamentos, prepararle alimentos sanos y aliviarle con masajes y fisioterapia cuando Matilde tiene dolores de músculos

Antonia está pulcramente peinada y lleva un vestido de casa y unas zapatillas planas, es fuerte y de estatura mediana. Cada objeto de la cocina reluce por su limpieza y en la sala del comedor se apilan decenas de revistas del corazón y periódicos gratuitos. "Me gusta leer y enterarme de todo. A Matilde le gustan los cotilleos y se los leo cada día", dice orgullosa.

Pero detrás de esa mujer de rasgos latinos y cabello corto se esconde otra aguerrida mujer de política y cabeza de familia. Fue alcaldesa de Guaqui, un pueblo que se encuentra a orillas del lago Titicaca y a 60 kilómetros de La Paz. Su marido un policía retirado, ha tomado el lugar en las labores de la casa mientras ella busca el dinero en España. "Llegué a Madrid sin conocer nada ni a nadie y me han engañado mucho por no tener papeles", relata con resignación.

Después de apagar todas sus ollas va al armario y le deja escoger a Matilde la ropa que quiere ponerse. "Es una coqueta, cuando cobro el sueldo la llevo a la peluquería ya que su sobrina ni se preocupa" dice mientras la peina y la rocía con perfume. Colocarla en la silla de ruedas es toda una hazaña, pese al cuerpo delgado de la anciana quien colabora y se apoya en la silla. "Cuando se pone terca cuesta levantarla se pone pesada", añade

La visita a la casa de su sobrina dura unos minutos luego retorna con "su abuelita" a la casa, le da su comida y la acomoda en su cama para su siesta. Ese par de horas aprovecha para limpiar la casa. Cuando la tarde está por terminar, vuelve a cambiar a Matilde y la lleva a un centro cercano donde se reúnen todas las personas mayores o en otros casos a dar una vuelta por el barrio. Todos los días, a la misma hora y el mismo recorrido.

Su único día libre, los domingos, los dedica a capacitarse en la casa de los bolivianos donde ya ha tomado cursos de alzhéimer, geriatría y ahora quiere hacer uno sobre las leyes españolas ya que ella cursó hasta el segundo año de Derecho antes de casarse. También aprovecha ese día para mandar un poco de dinero a su casa y hablarles por teléfono a sus hijos. "Los dos mayores ya están en la universidad", dice orgullosa.

"Aprendí a bailar pasodoble con mi abuelito"

El primer trabajo de Antonia fue de cuidadora de un anciano de 83 años, cuya hija le pagaba 600 euros por cuidarlo los siete días de la semana. "Me decía que los inmigrantes ilegales no tenemos derecho a nada, menos a días libres", relata con la mirada perdida como quien busca entre sus recuerdos dolorosos.

La casa del anciano quedaba en el mismo barrio donde ahora trabaja y también lo llevaba a las reuniones de los mayores. "Nadie quería bailar con él , así que aprendí a bailar pasodoble mirando la televisión y cuando íbamos a sus reuniones yo bailaba con él", dice emocionada , pero cuando recuerda el día se su renuncia por lo mal que le trataba la hija se pone a llorar.

"Trabajamos como esclavos y les damos cariño a estas personas. Algunos españoles creen que pagando ya han cumplido pero sus ancianos necesitan cariño", dice que al aclarar que cuando cuida una anciana piensa en su madre que tiene 81 años y que ha dejado en Bolivia.- YAQUELINE MALDONADO

Los más longevos

GINEBRA (AP) - Las mujeres japonesas tienen la mayor esperanza de vida del mundo, con 86 años, informó el jueves la Organización Mundial de la Salud.

Entre los hombres, la palma se la llevan los de San Marino con 81 años, dijo el organismo mundial.

En el otro extremo se sitúan las mujeres afganas, con 42 años, y los hombres de Sierra Leona, con 39 años.

La OMS dijo que las cifras se basan en estadísticas de 2007, las últimas disponibles.

La agencia dijo que Angola, Eritrea y Liberia, entre otros, han registrado progresos notables, en tanto Botswana, Kenya y Lesotho mostraron una caída de la esperanza de vida desde 1990.

La OMS publicó un informe con un centenar de tendencias de la salud mundial.-

Soñar despierto: una actitud positiva

VANCOUVER, Canadá (AFP) - A diferencia de la opinión generalizada, soñar despierto no es perder el tiempo, ya que cuando el cerebro vaga sin rumbo está trabajando incluso más duro para resolver problemas, señalan nuevos estudios.

Los científicos escanearon el cerebro de personas acostadas dentro de máquinas de resonancia magnética, mientras apretaban botones o permanecían en reposo.

Los escaneos revelaron que la "red por omisión" en las profundidades del cerebro humano se vuelve más activa mientras se sueña despierto.

Pero en un hallazgo sorprendente, el estudio también descubrió una intensa actividad en la red ejecutiva, la región del cerebro asociada con la resolución de problemas complejos, dijo la neurocientífica Kalina Christoff a AFP.

"La gente asume que cuando la mente vaga simplemente se apaga. Pero vemos lo contrario, que cuando vaga, se enciende", dijo Christoff, coautora del estudio y directora del laboratorio de neurociencia de la Universidad de British Columbia en el oeste de Canadá.

El hallazgo, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, sugiere que soñar despierto podría ser una mejor manera de resolver problemas que la concentración intensa.

"Las personas que se permiten soñar despiertas pueden no pensar de la misma manera concentrada cuando realizan una tarea orientada hacia un objetivo, pero utilizan más recursos mentales y cerebrales", dijo Christoff.

Argumentó que tal vez ahora las personas cambien su actitud hacia los soñadores.

"En general hemos asumido esa actitud de que dejar vagar la mente es algo malo. Somos duros con nosotros mismos si nos descubrimos soñando despiertos", indicó.

"Una actitud más lúdica podría permitir usar más recursos", añadió.

La gente suele pasar un tercio del período en que está despierto soñando. "Es una gran parte de nuestras vidas, pero ha sido ampliamente ignorado por la ciencia", indicó Christoff.-

Bienaventurados

Bienaventurados aquellos que entienden mi paso vacilante y mi temblorosa mano.

Bienaventurados aquellos que tienen en cuenta que ya mis oídos tienen que esforzarse para captar las cosas que ellos hablan.

Bienaventurados aquellos que se dan cuenta que ya mis ojos están nublados y mis reacciones son lentas.

Bienaventurados aquellos que desvían la mirada con disimulo al ver que he derramado la taza de café sobre la mesa.

Bienaventurados los que con una sonrisa alegre me conceden un rato para charlar de cosas sin importancia.

Bienaventurados aquellos que nunca dicen: Ya ha contado eso dos veces.

Bienaventurados aquellos que saben arreglarse para traer a la conversación y a la memoria cosas pasadas.

Bienaventurados aquellos que me hacen comprender que soy amado y que no estoy abandonado y solo.

Bienaventurados aquellos que comprenden que me cuesta mucho encontrar la fortaleza para llevar mi cruz.

Bienaventurados los que me facilitan el paso final a la Patria Celestial, con amabilidad y buenas formas.

Los condones del abuelo

Los borrosos límites entre el deseo y la perversión.
"Vas a vivir calavera, siempre de la mano de tu amigo el doctor" La Mancha de Rolando

Hace ocho años murió la abuela Ana. Una tarde lluviosa de Agosto cerró los ojos sin mayores ceremonias. De ese modo tan sencillo le apagó la luz a un interminable período de postración y servidumbre. Una enfermedad neurológica la recorrió sin apuro desde sus piernas hasta el cuello. Los demás nos limitamos a contemplar el ascenso de aquella parálisis que la conquistó como un ejército fantasma marchando sin resistencias sobre un territorio desierto. Nino jamás se movió de su lado. Al cabo de una vida entera compartida con esa mujer encontró la serenidad para sentarse al costado de la cama y cantarle morriñas mientras sostenía su mano quieta como a un niño muerto sobre sus rodillas. Aún no tenían diez años cuando sus padres -vecinos de aldea de Oliva de la Frontera, al Este de Badajoz- los arrancaron del huerto y del arado para subirlos a la bodega de un barco con rumbo incierto al sur. Crecieron juntos -ellos y sus dos familias- hasta que durante una fiesta de carnaval se encontraron besándose en la boca detrás de los sauces. Se casaron sin hacerse preguntas y sin haberse tocado más que mediante ese beso fugaz e insensato. Las tres hijas llegaron como un rayo y la vida se hizo una lucha despiadada para darles todo lo que ellos no tuvieron. No hubo quejas, ni lamentos. Apenas una existencia austera aceptada como un hecho natural. Se entregaron al trabajo y a garantizarles a sus niñas unos estudios que consideraban la llave del paraíso futuro. Las tres se graduaron en la universidad. En las tres ocasiones Ana y Nino lloraron escondiéndose mutuamente unas lágrimas que no se podían permitir. Llegaron los nietos. El retiro feliz hacia el cultivo de hortalizas en el patio trasero y los aromas verdes de la cocina familiar. Más tarde, la enfermedad y la muerte. Y el silencio de Nino que duró un par de años. Un tiempo mudo que sus palabras invirtieron para recuperarse del estremecimiento brutal de la ausencia. Lo he asistido ya no recuerdo desde cuándo. Lo he visto callar y volver a hablar con la misma naturalidad con la que un oso duerme durante el invierno o un fruto nace en primavera. Sus hijas lo sentaban frente a mí procurando respuestas para unas preguntas que Nino nunca se había formulado. Me pedían estudios y medicamentos cuando él sólo necesitaba tiempo y resignación. Algunas veces le hice tomar al padre unas pastillitas inertes destinadas a tranquilizar a sus chicas. Dos años más tarde volvió a los nietos, a los cultivos de estación y a la iglesia los domingos como si se hubiese retirado apenas por unos instantes a meditar sobre la muerte.

Hace algunos días me visitó. Ahora lo hacen sus tres hijas sentadas ante mí como un tribunal implacable que evalúa mi conducta.

-Tengo algo que preguntarte doctor.

-Te escucho Nino, ¿qué ocurre?

-Ya hace ocho años que murió mi mujer.

-Es mucho tiempo, ¿no?

-Suficiente como para que haya podido pensar en ella todo lo que necesité.

-¿Y ahora Nino? ¿En qué pensás?

- ¿Puedo hablarte como a un hombre?

- Pensé que nunca habíamos hablado de otro modo.

Ahora sus tres hijas están en mi consultorio. Me miran, se miran. La menor toma la palabra. Se eleva sobre la silla como si una fuerza le naciera en el vientre y la empujara hacia arriba.

-Doctor, usted sabe lo que significa para nosotras el cuidado que siempre les ha dado a nuestros padres. No hay dudas de la confianza que depositamos en usted. Pero ahora estamos atravesando una situación que nunca pensamos que nos podría suceder. Un escándalo doctor. Algo que nos tiene a las tres llorando sin entender si se trata de una enfermedad o de algo aún peor. Una tragedia familiar de la que ni siquiera podemos hablar. Una situación que nos avergüenza y nos lastima y que sólo podríamos superar si usted nos asegura que la ocasiona un trastorno mental. Hemos leído que podría ser una alteración en el cerebro. No es imposible. Y, la verdad es que lo deseamos con toda el alma doctor. Por favor díganos que es así. Hágale a papá algunos estudios y confirme esa sospecha.

-Es que para eso debería conocer qué es lo que sucede. He visto a su padre hace pocos días y lo encontré muy bien.

-Lo sabemos. Él nos dijo que habló del tema con usted cuando tomamos conocimiento de lo que le está pasando.

-¿Y qué es lo que le está pasando?

-Doctor, ¡usted lo sabe muy bien! Papá nos aclaró que fue un consejo suyo. Una recomendación precisa aunque nosotros no lo podíamos creer. Usted nunca pudo haber hecho algo como eso. ¿O sí? Porque si fue usted doctor, entonces es usted el que está enfermo y nosotras tenemos que saberlo. Si hacer recomendaciones vergonzosas a sus pacientes es su forma de entender lo que un médico debe hacer con un anciano, entonces doctor, el problema es usted y no mi padre.

La mujer se encendió hasta que los ojos se abrieron en toda su dimensión, la cara adquirió un color bermellón, las venas del cuello se le dibujaron hasta perderse debajo de su mandíbula. Tomó su bolso, introdujo una de sus manos en él y extrajo una pequeña caja de cartón tomándola con el extremo de sus dedos índice y pulgar como si se tratase de un objeto repugnante o un peligroso veneno. Lo arrojó sobre el escritorio y la caja se deslizó sobre la superficie del vidrio que lo recubre hasta detenerse justo frente a mí. Gritaba y se ponía de pié. Sus hermanas la acompañaban con los gestos pero sin pronunciar ninguna palabra. Parecían mimos que actuaran el clásico número del espejo.

- ¿Qué es esto doctor? ¿A ver, dígame, sabe usted qué cosa es esto?

Tomé la caja con mis manos y la examiné poniéndola a la altura de mis ojos.

-Bueno, si la memoria no me traiciona, esto es una caja de condones.

-¡Exactamente doctor! Una caja de condones que encontramos en el bolsillo del pantalón de mi padre. ¿Tiene usted algo que decirnos al respecto?

-Sí, desde ya, que jamás deberían revisar los bolsillos de otra persona.

Ahora las tres se acercan al borde del escritorio. Apoyan sus manos sobre él e inclinan el cuerpo en mi dirección. Son como misiles tierra – tierra en busca de su objetivo final.

-¿Sabe lo que nos contestó papá cuando le preguntamos sobre ésto?

-No, no sé.

-“Me los recomendó el doctor” dijo, y siguió cuidando sus plantas junto a los nietos como si nada grave pasara. ¿Ahora va a decirnos de qué habló con papá?

-No, no lo voy a hacer.

La hija que llevaba la voz cantante tomó la caja y volvió a guardarla en su bolso. Las otras dos se embarcaron en un llanto sincrónico y espasmódico que me sobresaltó. Primero unos sollozos cortos y rítmicos. Luego un sofoco estridente que derivó hacia una serie muy precisa de cortos soplidos sobre unos delicados pañuelitos rosa que se pasaron una a la otra.

-¡Doctor, usted no tiene derecho! Sabe perfectamente lo que hemos sufrido, lo que nos ha costado aceptar la muerte de mamá. ¿Tampoco tiene nada que decirnos sobre éso?

-En realidad sí. Me alegra mucho que hayan podido aceptar la muerte de su madre. Pero lo que parece que aún no han logrado aceptar es que su padre todavía sigue vivo.-