Hay que evitar el aislamiento y mantenerse en actividad.
Mantenerse físicamente activo, alimentarse saludablemente, no fumar, evitar el estrés... La fórmula para disfrutar de una vejez plena y en salud parece sencilla, al menos en teoría. Pero en un mundo en el que la expectativa de vida de la población es cada vez mayor, y más aún en países como la Argentina, donde el proceso de envejecimiento tomará sólo décadas, la fórmula para disfrutar de la cada vez más extensa llamada tercera edad ya no es sólo individual.
Por primera vez en la historia de la humanidad, en algún momento de los próximos diez años habrá más personas mayores de 65 años que menores de 5 años. Y mientras los países desarrollados verán que su población mayor de 65 años se incrementará un 50% de aquí a 2030, se espera que en los países en vías de desarrollo ese aumento sea del 140 por ciento.
“El problema del envejecimiento es que se nos va a venir encima muy rápido en los países en desarrollo. En Europa, la población tardó 100 años en envejecer; acá, eso se va a demorar 20, 25, 30 años, y no vamos a tener todo el tiempo que tuvieron los países desarrollados para prepararse para los problemas del envejecimiento", dijo a LA NACION Alberto Palloni, investigador chileno, actualmente en la Universidad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos, donde dirige estudios sobre envejecimiento en América latina.
"El envejecimiento poblacional se produjo en los países desarrollados como resultado del crecimiento económico y del bienestar social -dijo Silvia Gascón, directora de la maestría en Gestión de Servicios en Gerontología del Instituto Universitario ISalud-. En cambio, en nuestros países estamos envejeciendo en situación de pobreza y con redes sociales que no están del todo consolidadas".
"Hay un montón de tecnologías que nos falta desarrollar para envejecer bien, desde el cuidado domiciliario o la atención en hogares de día y de noche, hasta la teleasistencia o las residencias de mayores -agregó Gascón-. El problema es que en nuestros países van a coexistir las enfermedades crónicas con las agudas, y los recursos de un ministerio de salud van a estar en tensión entre el dengue y las enfermedades cardiovasculares."
Ahorrar en salud
"El envejecimiento de la población no es sólo resultado de una cada vez mayor expectativa de vida al nacer, sino también de una mejora en la expectativa de vida de las personas mayores de 65 años", comentó a LA NACION el doctor Richard Suzman, director del Programa de Investigación Comportamental y Social del Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA, según sus siglas en ingles), de los Estados Unidos.
"Pero más importante que la expectativa de vida -agregó Suzman- es lo que llamamos expectativa de salud o vida libre de discapacidad." Esto es: esos años extras libres de enfermedades que condicionen la calidad de vida de la persona. Aunque se espera que la expectativa de vida después de los 65 años siga en aumento, no se puede decir lo mismo de la expectativa de vida libre de discapacidad.
"Hoy existe una gran preocupación en los Estados Unidos por las generaciones más jóvenes, debido al aumento de las tasas de obesidad y de diabetes -comentó Suzman-. Aunque la expectativa de vida se cree que seguirá creciendo, esto [la epidemia de obesidad y sus afecciones asociadas] afectará la expectativa de vida libre de discapacidad."
Los países en desarrollo, como la Argentina, que todavía no se han librado del peso de las enfermedades infecciosas, no están ajenos al avance de las enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la diabetes y las afecciones cardiovasculares. Un informe del Banco Mundial estima que las afecciones crónicas pasarán de representar el 44% de las causas de enfermedad al 54% en las próximas dos décadas.
"Por eso es tan importante hacer hincapié en la prevención y la promoción de la salud. Así como uno ahorra plata cuando es joven para cuando sea viejo, uno tiene que ahorrar también salud -señaló Gascón-. Si uno tiene hábitos de vida saludables durante la juventud y la adultez, es más probable que disfrute de una vejez libre de discapacidad." ¿Qué entendemos por hábitos de vida saludables?
"Evitar el sedentarismo (caminar al menos 40 minutos todos los días), llevar hábitos de alimentación saludables (reducir el consumo de grasas y elevar el de frutas y vegetales, y en las mujeres consumir calcio para prevenir la osteoporosis), no fumar y reducir el consumo de alcohol, principalmente -enumeró Gascón-. Y después, está todo lo psicosocial."
Evitar el aislamiento
"Hoy hay una toma de conciencia de que gran parte de nuestra salud [en la vejez] está determinada por comportamientos individuales, pero también por factores sociales", señaló Suzman, que visitó recientemente la Argentina para analizar la posibilidad de llevar adelante aquí un estudio longitudinal sobre envejecimiento, en colaboración con sus colegas de ISalud.
"Está comprobado que las redes de apoyo, sobre todo las de amigos, permiten mejorar la calidad de vida y la cantidad de años de vida. Por eso, evitar el aislamiento y encontrar espacios para compartir con otros es fundamental", afirmó Gascón.
Sin embargo, el creciente aislamiento parece ser una constante en las personas mayores: "Hay una tendencia a que las personas mayores vivan solas -agregó Gascón-; hoy en la Argentina el 50% de los hogares unipersonales son de adultos mayores."
Y para muchas de esas personas la vida transcurre en espacios cada vez más acotados, que a veces se reducen al barrio, cuando no a la casa.
"Un estudio que realizamos en La Plata revela que las ciudades son muy poco amigables con las personas mayores. No sólo por la falta de infraestructura adecuada de los edificios públicos, sino también en los edificios privados y en los medios de transporte público."
"Construimos edificios y casas como si toda la vida fuéramos a ser jóvenes -continuó Gascón-. Por otro lado, nuestro estudio mostró que las personas de más de 75 años, que no tienen dinero para tomar taxis o remises, no pueden salir de su barrio." Aquí lo que pesa no es [sólo] la inseguridad, sino lo poco preparados que están los trasportes públicos para las personas mayores.
"Además de evitar el aislamiento -insistió Gascón-, para vivir una vejez digna es fundamental sentirse respetado, sentir que uno sigue contribuyendo a la sociedad a la que pertenece. Y eso puede pasar tanto por encargarse de los nietos como de participar de un proyecto político."
Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION
De la Redacción de LA NACION
Años más, años menos
En 2006, el planeta albergaba a casi 500 millones de personas mayores de 65 años; se estima que en 2030 ese número se habrá duplicado. Entonces, 1 de cada 8 habitantes será mayor de 65.
Antes, en el algún momento entre 2010 y 2020, el número de personas mayores de 65 años será mayor que el número de personas menores de 5 años, por primera vez en la historia de la humanidad.
La distribución del aumento del número de personas mayores de 65 años no es homogénea. El aumento del número de personas mayores de 65 años será del 51% para los países desarrollados y del 140% para los países en vías de desarrollo.
Es que el mundo desarrollado ya ha envejecido, un proceso que demandó alrededor de un siglo en países como Francia o Suecia. En los países en vías de desarrollo, ese mismo proceso de envejecimiento se producirá en cuestión de dos y tres décadas, en promedio.
Hoy, la Argentina alberga a 4,9 millones de personas mayores de 60 años, lo que representa el 13,2% de la población total.
Para las personas que actualmente tienen más de 60, la expectativa de vida es de 17,8 años si se es varón, y de 22,5 años si se es mujer.
Sin embargo, las mujeres mayores de 60 años enfrentan un número mayor de años afectados por afecciones invalidantes (5,3 años), que sus compañeros (2,2 años).
Entre nietos y padres, las mujeres "sándwich"
Quienes cumplen 60 años de edad hoy, en la Argentina, disponen aún de 17,8 años extras de vida en promedio si son varones o 22,5 años para las mujeres, según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud y el Banco Interamericano de Desarrollo.
A primera vista, las mujeres parecen ser las favorecidas. Sin embargo, el mismo estudio revela que, aunque las mujeres viven más, también pasan más años afectadas por enfermedades que condicionan su calidad de vida: 5,3 años para ellas vs. 2,2 para ellos.
"Esto no es sólo el resultado del incremento de las enfermedades cardiovasculares en la mujer, sino que tiene que ver con una mayor sobrecarga y con un mayor estrés -señaló Silvia Gascón, del Instituto Universitario ISalud-. La mujer ya no sólo juega el doble papel de ama de casa y de trabajadora, sino que muchas veces se encarga del cuidado de sus padres."
En la jerga de los expertos en tercera edad, son las "mujeres sándwich": tienen entre 50 y 60 años y están divididas entre el cuidado de sus nietos y el de sus padres. "Este es un trabajo completamente invisible, que genera mucha tensión y mucho estrés. Pero también mucha culpa, porque cuando no se puede dar la atención que los padres requieren, ya sea por problemas económicos o por falta de tiempo, no hay adónde acudir."
Hoy el cambio en las estructuras familiares -"ya no son cinco los hijos que se reparten el cuidado de mamá", ilustró Gascón- demanda la formulación de políticas públicas con una mirada de género que contenga a las cuidadoras familiares.
"Existe una infinidad de estrategias posibles -aseguró Gascón-: asignaciones familiares para quienes cuidan de sus padres, descuentos en los transportes públicos o, muy importante, licencias para faltar al trabajo, ya que muchas mujeres pierden su trabajo porque para cuidar a sus padres deben faltar con frecuencia."
Sebastián A. Ríos
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