Las ventajas de ser maduro

Los mayores pueden ver múltiples puntos de vista con mayor facilidad, están más interesados en buscar un acuerdo para resolver los conflictos personales y los de tipo social, saben reconocer los límites de su propio conocimiento y están más dispuestos a admitir que hay cosas que desconocen.

EFE. 24 Noviembre 2011 MÉXICO, DF.- Las últimas investigaciones científicas confirman que, como los buenos vinos, muchas personas van ganando calidad humana con el paso de los años, sobre todo a partir de la sexta década de su vida.

Estudios recientes de universidades estadounidenses, basados en encuestas, cuestionarios, juegos, tareas y pruebas psicológicas, demuestran que algunos adultos mayores están más capacitados que los jóvenes para verle el lado positivo a las situaciones adversas.

Los mayores pueden ver múltiples puntos de vista con mayor facilidad, están más interesados en buscar un acuerdo para resolver los conflictos personales y los de tipo social, saben reconocer los límites de su propio conocimiento y están más dispuestos a admitir que hay cosas que desconocen.

Todos estos atributos hacen que, a partir de la sexta década de existencia, la gente sea más sabia que los más jóvenes, de acuerdo a un trabajo de la Universidad de Michigan, dirigida por el profesor de Psicología Richard Nisbett y en la que participaron 247 personas divididas en tres grupos de edad: de 25 a 40, de 41 a 59, y a partir de los 60 años. “La gente siempre ha opinado que las personas más viejas son más sabias, y ahora tenemos algunas pruebas de que es verdad. Independientemente de la clase social y del nivel de inteligencia, los adultos mayores son más sabios para los conflictos de grupos e individuales”, señaló el profesor Nisbett.

Por otra parte, la creencia popular de que las personas mayores toman decisiones menos arriesgadas, también ha sido puesta en entredicho por un nuevo estudio en el que han participado 54 adultos, de 66 a 76 años, y 58 personas más jóvenes, de entre 18 y 35 años.

“Lo que hace que la gente sea más adversa al riesgo no es la edad”, según Scott A. Huettel, profesor de Psicología y Neurociencias coautor del estudio de la Universidad de Duke.

Los mayores son muy decididos

Su investigación ha comprobado que, en algunos casos, los adultos mayores toman decisiones sobre ganar dinero tan buenas, e incluso mejores, que los más jóvenes, y muestran una mayor capacidad para tolerar el riesgo financiero. De acuerdo a los investigadores, los declives relacionados con la edad, en la memoria y la capacidad de procesar información con rapidez, pueden influir sobre la capacidad de la gente mayor para tomar decisiones, pero cuando tienen los mismos niveles de memoria y velocidad de procesamiento de los más jóvenes es probable que tomen los mismos tipos de decisiones,
Un tercer trabajo, de un equipo de psicólogos de la Universidad de California, avala la teoría de que la inteligencia emocional y las habilidades cognitivas pueden agudizarse a partir de los 60 años de edad.

La investigación, en la que se estudió a 144 adultos sanos —algunos de los cuales rondaban los 20 años, otros entre 40 y 50 años, y un tercer grupo de 60 y 70 años— ha mostrado cómo las estrategias y respuestas emocionales de los seres humanos se transforman. “La gente mayor es más capaz que las personas jóvenes de verle el lado positivo a las situaciones adversas y de empatizar, es decir ponerse en el lugar del otro y entenderlo”, según el profesor de Psicología Robert Levenson, que ha dirigido la investigación.-

Ejercicio físico: prevención de la demencia

Un amplio estudio de revisión bibliográfica recientemente publicado en la revista Mayo Clinic Proceedings (Mayo Clin Proc) da un fuerte espaldarazo a la evidencia actual de que el ejercicio físico reduce el riesgo de demencia.

Según este estudio, cualquier actividad física aeróbica que eleve la frecuencia cardíaca e incremente la demanda corporal de oxígeno puede reducir el riesgo de demencia, e incluso retrasar el declive cuando la demencia ya ha comenzado.

Los autores han realizado un metaanálisis de toda la evidencia publicada en estudios sobre la neuroprotección cognitiva del ejercicio físico, documentándose una significativa reducción del riesgo de demencia mediante el ejercicio físico durante la madurez, con efecto protector también sobre el riesgo de deterioro cognitivo en general.

Entre los pacientes que ya sufren deterioro cognitivo leve o demencia, varios estudios han documentado el hallazgo de mejores puntuaciones cognitivas tras un periodo de 6 a 12 meses de ejercicio físico, en comparación con controles sedentarios.

El metaanálisis de los estudios sobre el ejercicio físico en adultos sanos también mostró su asociación con puntuaciones cognitivas significativamente mejoradas. En un amplio estudio con personas mayores, un año de ejercicio físico aeróbico resultó estar asociado a volúmenes significativamente mayores del hipocampo, y a una mejor memoria espacial. Otros estudios realizados también en mayores documentaban que el ejercicio atenuaba la pérdida del volumen de materia gris cerebral asociada a la edad.

Otros estudios examinados en este metaanálisis encontraron asimismo volúmenes mayores en el hipocampo o en la sustancia gris cerebral en sujetos mayores físicamente en forma, en comparación con los sedentarios. El estudio de las redes cognitivas mediante imagen de resonancia magnética funcional evidencia también una conectividad mejorada tras 6 a 12 meses de ejercicio.

Los estudios en animales indican que el ejercicio facilita la neuroplasticidad a través de varios mecanismos biológicos, con mejores resultados en el adiestramiento. La inducción de factores neurotróficos cerebrales mediante el ejercicio ha sido confirmada en múltiples estudios animales, con evidencia indirecta de este mismo proceso en los humanos.

Más allá de un efecto neuroprotector del cerebro, el ejercicio físico puede atenuar también del declive cognitivo, a través de la mitigación del riesgo cerebrovascular, incluyendo la contribución de la enfermedad de pequeño vaso hacia la demencia. El ejercicio no debería ser pasado por alto como una estrategia terapéutica importante.

Referencia bibliográfica: J. Eric Ahlskog, Yonas E. Geda, Neill R. Graff-Radford and Ronald C. Petersen. Physical Exercise as a Preventive or Disease-Modifying Treatment of Dementia and Brain Aging. Mayo Clin Proc 2011;86:876-884.